El detonante de los 'papeles de Bárcenas' afecta de lleno a Almería al aparecer su parlamentario por aquí y jefe de fila del PP en Andalucía, Javier Arenas, como uno de los supuestos beneficiados con fondos ilegales, si no el que más. Aunque la carga de la prueba corresponde al que acusa y la presunción de inocencia es un precepto constitucional inviolable, demasiados indicios en diversos órdenes de la vida política provincial lo hacen sospechoso, con cierto fundamento, de la voladura controlada de la democracia almeriense por medio de la dinamita de la corrupción en los intersticios del sistema.
Es momento, pues, de poner las cartas boca arriba y señalar a políticos como el propio Arenas, Amat, Enciso, el socialista Martín Soler y el empresario Cosentino como los protagonistas de la desactivación, desde dentro, de las estructuras supuestamente democráticas, retorciendo las esencias del sistema hasta su vampirización en muchos casos. Son, pues, las caras que hay que visualizar y memorizar por si llega el caso de tener que pedirles explicaciones y exigirles responsabilidades sumarias en la hora de la catarsis, que todos deseamos pronta y necesaria si Génova 13 no puede demostrar con pruebas concluyentes que Bárcenas miente de solemnidad.
La sociedad almeriense debe saber primero quien de verdad es Arenas, aparte de un politicastro sevillano de largo recorrido y vicios políticos acumulados e interiorizados desde 1977, que debe venirse a la provincia más extrema de Andalucía para presentarse a diputado de tanto que lo quieren sus paisanos. Cabe preguntarse, sin embargo, por qué ha convertido Almería en su feudo político personal y hace/deshace arbitrariamente a través de una trama de aspecto mafioso, formada por un clan, que está muy por encima de los intereses legítimos del PP, su militancia, simpatizantes y votantes. Todo un prenda legado por UCD y más que avalado por Rajoy, extremo que hoy se comprende mejor que hace quince días.
El papel de Amat, un garrulo costero granadino con principios de moralidad política muy parecidos a los de un gato y trayectoria anterior a la política digna de estudio científico para una mejor comprensión actual del personaje, es el de "matón' dentro de la propia organización pepera y la cara no amable de Arenas para cuando hay que sacar la faca a propios y extraños. Desempeña el papel de lugarteniente del sevillano y, de haber vivido en la Andalucía del siglo XVIII, hubiera disfrutado de lo lindo en Sierra Morena. Arenas sabía bien lo que hacía cuando lo escogió para lo que necesitaba: capataz egipcio, déspota en esencia, políticamente envilecido y sin referentes para fijarse límites en la consecución del objetivo de ganar dinero para todos sus amigos a cualquier precio. Ahora se ha situado en el ojo del huracán de la Justicia almeriense por culpa de su ambición sin límites y una absoluta falta de escrúpulos al haberle entrado una prisa codiciosa. Ideal, sin embargo, para su manejo frente a un Enciso menos inteligente y obediente, como ya demostró el sumario de la 'Operación Poniente'.
El ejidense también se prestaba a todo pero su perfil psicológico y su comportamiento político entrañaban demasiado riesgo para la discreción metódica de este clan; sobre todo, a partir de los incidentes de los vecinos con los inmigrantes, que coloca a Enciso en el foco mediático nacional y obliga a sacarlo del PP para que funde otro partido, más en la extrema derecha, pero de éxito electoral asegurado a través de la redes clientelares alimentadas desde el poder municipal acumulado desde el Ayuntamiento por la falta de cultura política de la mayoría de los habitantes incluidos en el censo electoral. Su paso por la cárcel provincial de El Acebuche lo saca del cuadro e, imagino, que también del clan por torpe al dejar todo tipo de rastros y a la luz demasiados errores cometidos en su afán guiado igualmente por la codicia en un tiempo récord. Sigue en libertad provisional con cargos y, si volviese a El Acebuche y hablase, ilustres políticos provinciales le podrían acompañar en el banquillo en el peor de los momentos para todos nuestros presuntos corruptos.
La pieza socialista de la trama es Martín Soler, un biólogo hoy no se sabe bien con qué oficio ni tampoco de dónde saca el beneficio aunque se sospecha que estuviera recogiendo rédito de su paso por cargos con capacidad de repartir subvenciones, sobre todo entre empresarios de su comarca, pocos y bien seleccionados, para que no lo olvidasen por aquello de 'manos que no dais, qué esperais'. Actuando por libre y no repartiendo en Sevilla entre los suyos por vicario de otros ajenos a sus filas, exceptuando las migajas a sus monaguillos políticos locales por necesarios cómplices socialistas del silencio, aquí entendido como 'ormetá', cayó en desgracia política, hasta el repudio en público de la cúpula del PSOE-A, al aparecer demasiadas veces en la investigación de la policía judicial sobre el saqueo en El Ejido. Ahora trata de pasar desapercibido ante la que está cayendo y queda por caer. Los peores enemigos los tiene en sus propias filas del PSOE-A porque son ellos quienes guardan información suficiente como para que un fiscal anticorrupción trate de meterlo en la cárcel.
Y finalmente el inefable Cosentino, caza subvenciones públicas hasta lo indecoroso por ser a costa de su pérdida por otros emprendedores, esposo de jueza casi siempre destinada en el Levante almeriense, incluso renunciado a reglamentarios ascensos en la carrera judicial dentro de la provincia u otras limítrofes, hoy ejerciendo en Huércal-Overa, y saltando últimamente de un juzgado a otro de la comarca del Almanzora, donde precisamente concentra su esposo casi todos sus intereses económicos, lo que parece un tanto obsceno en este cuadro de impudicia ya censurado en público por quienes ahora ofrecen aportar datos muy comprometidos si se necesitasen.
Cosentino tiene cogidos a unos y a otros al jugar con todos en función de sus negocios, cuyo aparato de propaganda trata de convencer van viento en popa mundial pese a la crisis interna de la construcción, la sistémica en Europa y la creciente competencia internacional de China y otros países emergentes respecto de la piedra natural y artificial. La realidad es que, gracias a tanta subvención, ha podido afrontar y enfrentar la crisis con la mejor caja de resistencia posible gracias al dinero de todos los almerienses y andaluces. Otro prenda a no olvidar llegado el caso de la depuración democrática de piezas perversas del sistema a regenerar desde Almería, al tratarse de un elemento de cuidado para la democracia.
Es momento, pues, de poner las cartas boca arriba y señalar a políticos como el propio Arenas, Amat, Enciso, el socialista Martín Soler y el empresario Cosentino como los protagonistas de la desactivación, desde dentro, de las estructuras supuestamente democráticas, retorciendo las esencias del sistema hasta su vampirización en muchos casos. Son, pues, las caras que hay que visualizar y memorizar por si llega el caso de tener que pedirles explicaciones y exigirles responsabilidades sumarias en la hora de la catarsis, que todos deseamos pronta y necesaria si Génova 13 no puede demostrar con pruebas concluyentes que Bárcenas miente de solemnidad.
La sociedad almeriense debe saber primero quien de verdad es Arenas, aparte de un politicastro sevillano de largo recorrido y vicios políticos acumulados e interiorizados desde 1977, que debe venirse a la provincia más extrema de Andalucía para presentarse a diputado de tanto que lo quieren sus paisanos. Cabe preguntarse, sin embargo, por qué ha convertido Almería en su feudo político personal y hace/deshace arbitrariamente a través de una trama de aspecto mafioso, formada por un clan, que está muy por encima de los intereses legítimos del PP, su militancia, simpatizantes y votantes. Todo un prenda legado por UCD y más que avalado por Rajoy, extremo que hoy se comprende mejor que hace quince días.
El papel de Amat, un garrulo costero granadino con principios de moralidad política muy parecidos a los de un gato y trayectoria anterior a la política digna de estudio científico para una mejor comprensión actual del personaje, es el de "matón' dentro de la propia organización pepera y la cara no amable de Arenas para cuando hay que sacar la faca a propios y extraños. Desempeña el papel de lugarteniente del sevillano y, de haber vivido en la Andalucía del siglo XVIII, hubiera disfrutado de lo lindo en Sierra Morena. Arenas sabía bien lo que hacía cuando lo escogió para lo que necesitaba: capataz egipcio, déspota en esencia, políticamente envilecido y sin referentes para fijarse límites en la consecución del objetivo de ganar dinero para todos sus amigos a cualquier precio. Ahora se ha situado en el ojo del huracán de la Justicia almeriense por culpa de su ambición sin límites y una absoluta falta de escrúpulos al haberle entrado una prisa codiciosa. Ideal, sin embargo, para su manejo frente a un Enciso menos inteligente y obediente, como ya demostró el sumario de la 'Operación Poniente'.
El ejidense también se prestaba a todo pero su perfil psicológico y su comportamiento político entrañaban demasiado riesgo para la discreción metódica de este clan; sobre todo, a partir de los incidentes de los vecinos con los inmigrantes, que coloca a Enciso en el foco mediático nacional y obliga a sacarlo del PP para que funde otro partido, más en la extrema derecha, pero de éxito electoral asegurado a través de la redes clientelares alimentadas desde el poder municipal acumulado desde el Ayuntamiento por la falta de cultura política de la mayoría de los habitantes incluidos en el censo electoral. Su paso por la cárcel provincial de El Acebuche lo saca del cuadro e, imagino, que también del clan por torpe al dejar todo tipo de rastros y a la luz demasiados errores cometidos en su afán guiado igualmente por la codicia en un tiempo récord. Sigue en libertad provisional con cargos y, si volviese a El Acebuche y hablase, ilustres políticos provinciales le podrían acompañar en el banquillo en el peor de los momentos para todos nuestros presuntos corruptos.
La pieza socialista de la trama es Martín Soler, un biólogo hoy no se sabe bien con qué oficio ni tampoco de dónde saca el beneficio aunque se sospecha que estuviera recogiendo rédito de su paso por cargos con capacidad de repartir subvenciones, sobre todo entre empresarios de su comarca, pocos y bien seleccionados, para que no lo olvidasen por aquello de 'manos que no dais, qué esperais'. Actuando por libre y no repartiendo en Sevilla entre los suyos por vicario de otros ajenos a sus filas, exceptuando las migajas a sus monaguillos políticos locales por necesarios cómplices socialistas del silencio, aquí entendido como 'ormetá', cayó en desgracia política, hasta el repudio en público de la cúpula del PSOE-A, al aparecer demasiadas veces en la investigación de la policía judicial sobre el saqueo en El Ejido. Ahora trata de pasar desapercibido ante la que está cayendo y queda por caer. Los peores enemigos los tiene en sus propias filas del PSOE-A porque son ellos quienes guardan información suficiente como para que un fiscal anticorrupción trate de meterlo en la cárcel.
Y finalmente el inefable Cosentino, caza subvenciones públicas hasta lo indecoroso por ser a costa de su pérdida por otros emprendedores, esposo de jueza casi siempre destinada en el Levante almeriense, incluso renunciado a reglamentarios ascensos en la carrera judicial dentro de la provincia u otras limítrofes, hoy ejerciendo en Huércal-Overa, y saltando últimamente de un juzgado a otro de la comarca del Almanzora, donde precisamente concentra su esposo casi todos sus intereses económicos, lo que parece un tanto obsceno en este cuadro de impudicia ya censurado en público por quienes ahora ofrecen aportar datos muy comprometidos si se necesitasen.
Cosentino tiene cogidos a unos y a otros al jugar con todos en función de sus negocios, cuyo aparato de propaganda trata de convencer van viento en popa mundial pese a la crisis interna de la construcción, la sistémica en Europa y la creciente competencia internacional de China y otros países emergentes respecto de la piedra natural y artificial. La realidad es que, gracias a tanta subvención, ha podido afrontar y enfrentar la crisis con la mejor caja de resistencia posible gracias al dinero de todos los almerienses y andaluces. Otro prenda a no olvidar llegado el caso de la depuración democrática de piezas perversas del sistema a regenerar desde Almería, al tratarse de un elemento de cuidado para la democracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario