Tras la victoria en semifinales contra Alemania (1-0), el miércoles, las calles del país se vieron inundadas como nunca de banderas españolas, agitadas por jóvenes mezclados y felices, a veces indiferentes con los colores nacionales.
Es un hecho inédito para esta bandera, que bajo la dictadura de Francisco Franco (1939-1975) había erradicado la tricolor roja-amarillo-violeta de los republicanos.
La bandera, adoptada por la joven democracia española en los años 70 pero sin el águila, símbolo franquista, fue acaparada hasta ahora para las manifestaciones del Partido Popular (PP), especialmente cuando se trató de su defensa de la unidad nacional, contra los nacionalismos catalán y vasco.
Para esas celebraciones, "la gente necesita símbolos, no hay una gran agresividad contra la bandera española tradicional, desde que deje de tener el signo del águila", comentó Fermín Bouza, profesor de la Universidad Complutense de Madrid.
En efecto, jamás las ventas de banderas registraron tales cifras: desde el inicio del Mundial, la principal productora ha vendido 50.000, contra las 12.000 a 13.000 por año en tiempos normales.
"Para mucha gente que ha vivido la dictadura esta bandera era un horror, pero para los jóvenes que no han vivido esta época, la bandera es normal", añadió Bouza.
Al extremo que las banderas nacionales empiezan a molestar a los nacionalistas de Cataluña, ya furiosos de ver recortado su nuevo Estatuto de Autonomía, tras una reciente sentencia del Tribunal Constitucional.
"Acabaremos con más banderas españolas que 'senyeras' (banderas catalanas) en los balcones y en todos los lugares, da igual de que modalidad", se lamentó en su blog el vicepresidente de Cataluña, el independentista de izquierda Josep Lluis Carod-Rovira.
El diario El Mundo publicó el viernes imágenes inéditas de banderas españolas en algunos balcones catalanes, congratulándose de que los catalanes se animen a "salir del armario" para apoyar públicamente a la 'Roja'.
En el País Vasco, donde el sentimiento nacionalista es también fuerte, las banderas españolas no han aparecido aún, "pero hay un fervor real con la selección nacional", afirmó el periodista vasco Gorka Landaburu. "Muchos no lo reconocerán nunca publicamente, pero la gran mayoría de los vascos quieren que España gane, así como ven los partidos en sus casas, discretamente", explicó Landaburu. La noche de la semifinal, "las calles del País Vasco estaban vacías y cuando España marcó, se escuchó '¡gol!' en todas las ciudades y caseríos vascos", añadió.
Como testimonio vale la audiencia televisiva para el partido: 75% de cuota de pantalla en el País Vasco y un 74% en Cataluña, algo menos que el 81,5% registrado a nivel nacional.
Para muchos nacionalistas catalanes o vascos, "España representa finalmente un equipo plurinacional con vascos, catalanes o canarios, un país plural" del que dificilmente pueden renegar, explicó Landaburu.
Las victorias de la 'Roja' permiten "suavizar las tensiones" y "la gente empieza a ver de otra manera el reino de España, empieza a entender que es una cosa muy plural", puntualiza el sociólogo Bouza.
Para los medios conservadores como el diario La Razon, el fervor por la 'Roja' "da ejemplo de unidad a los políticos" y constituye la prueba que el sentimiento nacional, puesto en duda por un regionalismo muy potente, está muy vivo.
El ganador no sólo ofrecerá el primer título a su país y se unirá a la lista de vencedores del trofeo, en la que ya están Uruguay, Italia, Brasil, Inglaterra, Alemania, Argentina y Francia, sino que permitirá a Europa lograr su décima corona, frente a nueve de Sudamérica.
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