El lamentable espectáculo político que están ofreciendo Pablo
Iglesias y sus ministros con sus errores, chapuzas y las públicas
disputas con el resto del Ejecutivo de Pedro Sánchez no anuncia nada
bueno ni se entiende. Salvo que la explicación a este desbarajuste sea
que Iglesias ya sabe, o presiente, que habrá unas terceras elecciones
porque sus amigos de ERC le han dicho que si Sánchez no hace prontas e
importantes concesiones al soberanismo catalán no habrá Presupuestos ni
legislatura.
El último movimiento de Iglesias para una posible ruptura del
Gobierno de coalición ha sido un jaque al Rey con el anuncio de que
Podemos se sumará a la petición de ERC y Compromis de abrir una comisión
parlamentaria de investigación sobre las presuntas comisiones recibidas
por el Rey emérito, Juan Carlos I, del fallecido Rey Saudí, Abdalá,
cuando don Juan Carlos era el Jefe del Estado.
Lo que figura en una incipiente investigación de la fiscalía suiza y
que en España estaría sometido a la inviolabilidad del entonces monarca,
como en su día lo acreditaron los letrados del Congreso de los
Diputados en un caso similar.
Pero Iglesias, que siempre fue muy cauteloso con la cuestión
monárquica, ahora -en vísperas de su autocrática Asamblea de Vistalegre
III, donde se va a ‘entronizar’ como líder absolutista de Podemos- se
presenta como un aguerrido republicano, creando revuelo político y para
dañar el impecable reinado de Felipe VI, quien a buen seguro estará
siguiendo todo esto con la mayor preocupación.
Como preocupado estará el Rey con la lista de los desencuentros entre
Sánchez e Iglesias en el seno del Gobierno que no dejan de crecer.
Desde las devoluciones en caliente de los inmigrantes ilegales, hasta la
pública pelea por la chapucera Ley de la libertad sexual de Irene
Montero. Lo que acabó con rectificaciones y acusaciones de ‘machista’ de
Iglesias y Pablo Echenique al ministro de Justicia, Juan Carlos Campo.
O la intromisión, días atrás, del propio
Pablo Iglesias en las
funciones y las competencias del ministro de Agricultura, Luis Planas,
durante la reciente crisis del campo. Como ahora se entromete la
ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en las competencias del titular de
Sanidad, Salvador Illa, a propósito de la crisis del contagio del
coranovirus.
Dando la titular de Trabajo, sin previo aviso y por su
cuenta, instrucciones a las empresas y empleados, sin que lo supiera el
ministro Illa y sin consultar a sindicatos y empresarios por lo que el
Gobierno ha tenido que rectificar a Díaz y anular su iniciativa.
Y ¿qué dice y piensa de todo esto Pedro Sánchez? Pues el presidente
debe de estar abrumado con los desplantes y desafíos de Iglesias, que se
suman a las turbulencias de la Mesa de Diálogo por los enfrentamientos
entre Torra y ERC y a la creciente crisis del coranovirus en nuestro
país. Un conjunto de acontecimientos que inquietantes que se complican
con la imagen confusa de un Gobierno tocado por la incompetencia y falto
de cohesión.
(*) Periodista
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