«Hola a
todos, soy Patricia Ramirez y permítanme en el día de hoy alzar y sumar
mi voz a los desaparecidos de este país y sus familias. Como saben
ustedes mi pequeño Gabriel emprendió el vuelo un día 27 de febrero del
año 2018. Después, desgraciadamente, surgieron doce días de una intensa y
cruel búsqueda en que en todo momento mantuvimos la esperanza de que su
desaparición se resolviese volviendo a casa.
El día 9
de Marzo de 2018, día de los desaparecidos, aún estábamos buscándolo por
todos los rincones de España y con miles de apoyos solidarios y de
buena gente que lo dejaron todo para ayudarnos.
Recuerdo que
conocí en la concentración de su búsqueda en Almería a familias que
vinieron a apoyarnos y que como nosotros habían sufrido la perdida cruel
de sus hijos y estaban luchando por que se hiciese justicia. Recuerdo
que casi no podía mirarlos y cuando podía hacerlo era en la esperanza de
que mi pequeño vendría a casa con nosotros. No podía imaginar cómo
estaban de pie y con la fuerza para seguir caminando y peleando.
Empezó
allí un camino nuevo, desconocido, inexplorado y que, en mi caso sin el
sostén psicológico adecuado creo que no hubiese podido empezar a
explorarlo. De repente tomabas conciencia que ese camino no solo era
transitado por ti, sino por millares de personas en este país que
tuvieron la desgracia de ver desaparecer a sus seres queridos.
Algunos
caminantes pudieron encontrarlos, otros siguen en el horror y la
incertidumbre de que habrá sido de ellos.
Afortunadamente, como
corresponde a la gente de este país, surgen personas solidarias que
trabajan en el apoyo y alumbramiento de las víctimas y que se dejan la
piel para dar visibilidad y esperanza a los que como nosotros
necesitamos grandes antorchas que nos alumbren el camino y a sortear los
nuevos obstáculos.
El
pasado año, desde la Fundación QSD Global, recibí la invitación para
asistir a recoger un reconocimiento a la iniciativa «marea de buena
gente» en nombre de todos aquellos que sensibilizaron con nosotros y las
personas desaparecidas, dentro de unas jornadas que se celebran todos
los años para dar visibilidad a los Desaparecidos y sus necesidades. No
pudiendo negarme, el día 9 de marzo, acudí a las jornadas.
Recuerdo que
tenía miedo por si no podría sostenerme y en lugar de ayudar me pudiese
romper al sentir el dolor ajeno. Fue dolorosísimo, creo que para todos
los asistentes, ver cuántas familias y personas estaban rotas, perdidas,
frustradas….Cada una con su pérdida o búsqueda, su lucha o «pedraíta»;
como diríamos en mi casa. Pero estaban allí, en la esperanza de poder
avanzar y cambiar las cosas.
Pensé: ¿Cómo pueden? ¿Quién les ayuda a sostenerse?
¿Cómo podríamos ayudar? ¿Cómo aflojar su dolor y pena?
De
manera espontánea me dirigí a Paco Lobatón, socio y precursor de la
fundación QSD Global y, si me lo permiten, una persona que ha dedicado
gran parte de su vida a las personas desaparecidas, y le propuse durante
unas semanas promover la venta del cuento de Gabriel y sus "compas" de
clase «El Corazón del Volcán» y que los beneficios se destinasen al
apoyo psicológico e investigación de las víctimas y familias de
desaparecidos.
Gracias a
las personas que adquirieron el cuento solidario, un total de 241 libros
han dado lugar a que 1.200 euros puedan ser transferidos por la
editorial Aldevara (www.aldevara.es) a Fundación QSD Global para que
siga en el camino y en la investigación tan necesaria para ayudar a las
víctimas en la búsqueda y perdida de sus seres queridos.
El
pasado día 5 de marzo se presentaron las conclusiones ante las familias
asistentes a las jornadas de este año, el estudio dirigido por Pablo
Santamaría, director del TEA, y por la Doctora Aida Vicente "Evaluación
de la sintomatología del trauma en la persona desaparecida".
Como
conclusiones a destacar existe una deficiencia en el estudio psicológico
y sociofamiliar que caracteriza a las víctimas de desapariciones y sus
familiares. Resulta de urgencia, para poder ayudar con eficacia y de
manera adecuada, investigar y realizar nuevos protocolos ajustados a las
necesidades particulares de este tipo de casos, que son demasiados.
Para mi
persona, como madre y mujer, resulta reparador observar como el camino
de la investigación se está empezando a abrir y surgen iniciativas de
este tipo que tanto se necesitan. Me hubiese gustado asistir este año
para estar presente junto a las otras familias y poder aportar mi
granito de arena, pero por causas personales ha sido difícil.
Sin
embargo, no quería dejar de prestar mi voz para seguir ayudando y pensé
que este año, desde el 9 de marzo, día de los desaparecidos, los libros
que se compren del cuento solidario "El corazón del volcán", a través de
la página web: www.aldevara.es y en Almería, en la librería Picasso
hasta fin de mes, los beneficios obtenidos serán destinados nuevamente a
iniciativas que ayuden a las personas desaparecidas y sus familiares.
Hace
unos días leí el informe de desapariciones anual: devastadores datos.
Especialmente me sorprendió saber que en Almería, la tierra de mi
pequeño, es donde más casos de menores desaparecidos hay, que aún quedan
por resolver. Espero que con la ayuda de todos, las familias y los
agentes competentes se creen nuevos lazos que posibiliten cuanto menos,
que el transitar en la búsqueda pueda ser un poco mas llevadero y menos
doloroso.
Sirve de
esperanza para seguir caminando, ver como gracias al trabajo de una
profesora, Ángela, y sus niños, en una situación tan difícil -su
desaparición- junto a mi pequeño Gabriel, crearon un cuento tan bonito
como necesario para ayudar a quienes mas lo necesitan. Un cuento de
noveles autores que sacaron de una situación horrorosa la magia de soñar
creando un cuento que seguro les gustara por su calidad humana y
pureza.
Espero de corazón, que Eitnar, el vikingo, pueda visitar
sus casas y enternecerles el corazón. De alguna manera pienso que el
enano estaría orgulloso de saber que su vikingo está ayudando a las
personas desaparecidas para que puedan sonreír.
Sé que no es
mucho, y que las cantidades que sumamos a esta causa son pequeñas, pero
espero de todo corazón que sume y haga que otras personas nos ayuden en
este nuevo camino que desgraciadamente nos tocó vivir.
Un saludo».
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