En Almería, los empresarios no hablan de otra cosa que del Brexit.
Estuve ahí el jueves pasado, invitado por la Cámara de Comercio local, y
hay una genuina preocupación sobre el asunto. La web de la Cámara tiene
en su landing page un rótulo que ocupa todo el espacio y que pone Información sobre el Brexit.
La información tiene que ver con el peor de los casos: que se produzca
un Brexit duro, sin acuerdo, el 29 de marzo, y el Reino Unido y la Unión
Europea pasemos a ser dos desconocidos que se encuentran desnudos entre
los vapores de un baño turco.
No es para menos. Los empresarios
almerienses, una de las grandes regiones exportadoras de España junto
con La Rioja, lograron que el mercado británico se abriera a sus
productos hace no muchos años. Conocen su fiabilidad y han disfrutado de
las facilidades que supone que estén dentro de un mismo marco
comercial. Cuando llevas los tomates de Almería a tu mesa global, ya no
puedes impedir que un tipo como José Antonio Martínez Soler (JAMS), redactor de Doblón y fundador de La Gaceta de Los Negocios y de El Sol, se te siente a la misma. Con todo su encanto.
Los
británicos, que son importadores netos de sol, lo saben muy bien. Se
llevan el sol de Almería envasados en los tomates. Vienen a pillarlo en
cada centímetro cuadrado de las blancas pieles de sus jubilados que
compran viviendas en esta provincia. Mientras en el Reino Unido exista
demanda de sol, en Almería habrá producción.
Por lo tanto, el
cambio climático es más importante para Almería que el Brexit. No lo
perdamos de vista. Y la innovación tecnológica es crucial.
Bastan
pocas preguntas para saber que esta provincia está puesta sobre sus
pies. Ha avanzado mucho en la cadena de valor como para temer que su
sector se vea amenazado por productores del Tercer Mundo, a los que no
hay que despreciar porque suponen un acicate importante, pero que están
lejos en cuanto a innovación y calidad. Almería ya se ha posicionado en
el liderazgo global de la agroindustria (que incluye un amplio elenco de
productos) y están en la avanzadilla de sectores sorprendentes como las
microalgas.
¿Y el Brexit? Pues lo más probable es que Theresa May
se salga con la suya, es decir con el acuerdo que ha alcanzado con la
UE a finales de 2018. De hecho, ese acuerdo no es más que una prórroga
de dos años para seguir negociando los detalles de un arreglo definitivo
sobre el tránsito de personas, bienes y capitales entre los países de
la Unión y el Reino Unido.
Hace un mes, yo vaticinaba que el
Gobierno de May caería y que los británicos pararían el reloj del
Brexit, es decir que pedirían que se suspendiera el artículo 50 de
Tratado de la UE. Hoy, creo que, tras su hábil utilización de la
compresión del tiempo, May está muchísimo más cerca de imponer su
solución que de cualquier otra cosa.Y Corbyn, fundido, con un partido dividido.
Sea
como sea, a los empresarios de Almería les diría que busquen nuevos
mercados porque en el Reino Unidos, sus márgenes no van a aumentar.
(*) Periodista
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