Dos mensajes claves en la declaración de Pablo Iglesias sobre la
crisis de Podemos: la ‘deslealtad’ de Iñigo Errejón (que sigue
desaparecido) y de Sergio Pascual (sustituido por Pablo Echenique), a
los que se refirió sin citarlos; y la exigencia a Pedro Sánchez de que
rompa su pacto con Albert Rivera si quiere ser el Presidente del
Gobierno con el apoyo de Podemos. En el fondo de todo esto figura el
intento fallido de Errejón y Pascual de que Podemos apoyara, con su
abstención el pasado día 4, la investidura de Sánchez sobre la base del
pacto del PSOE C’s.
Según fuentes bien informadas se trataba de un auténtico golpe de
mano en Podemos de Errejón contra Iglesias y en favor de Sánchez y en
connivencia con el PSOE, El País y sectores del empresariado.
Lo que fue descubierto y abortado por Iglesias y su guardia pretoriana
horas antes de la votación de investidura y cuando los conspiradores
pretendían dar al Grupo Parlamentario de Podemos ‘libertad de voto’ para
que se abstuvieran después de ser aleccionados por Pascual.
Está es la versión que circula en sectores cercanos a Iglesias donde
se ha subrayado la ausencia de Errejón en la rueda de prensa del viernes
cuando de lo que se trataba era de transmitir una imagen de unidad. Lo
que anima a pensar que Errejón está en fase de reflexión y también con
riesgo de perder el cargo de secretario Político de Podemos si no acata
la línea dura de Iglesias contra Sánchez, al que exige la ruptura con
C’s. Y si Errejón sale de la secretaría política ello podría facilitar
incluso el regreso de Juan Carlos Monedero a la máxima dirección de
Podemos.
Ayer mismo el diario El País, que está en campaña contra
Iglesias para facilitar la investidura de Sánchez, anunció en su portada
que Errejón estaba preparando el ‘contraataque’ para ganarle el pulso a
Iglesias. Pues de momento le ha salido mal porque el líder de Podemos
reunió a todos los barones regionales que apoyaron su estrategia de
oponerse al pacto de Sánchez y Rivera y exigir al PSOE una coalición de
gobierno ‘a la valenciana’, es decir con Podemos, IU, las ‘confluencias’
y el apoyo externo por abstención de los nacionalistas secesionistas de
ERC y Dil, lo que es tanto como pedir a Sánchez la luna porque el
Comité Federal del PSOE nunca consentirá ese acuerdo.
¿Qué va a pasar con Errejón? Puede que el lunes lo sepamos porque
sigue desaparecido y además se acaba de enterar que Pablo Echenique,
otro de sus adversarios políticos, ha sido promocionado para suceder al
destituido Sergio Pascual -íntimo aliado de Errejón- en la secretaría de
Organización de Podemos. Con lo que la influencia de Errejón en Podemos
se diluye y ya veremos si continuará en el núcleo duro de Iglesias.
De la misma manera que, con todo esto, se diluyen las esperanzas de
Pedro Sánchez de lograr la abstención de Podemos para facilitar su
investidura bajo el acuerdo PSOE-C’s. Lo que puede ser otro fracaso de
Sánchez y un paso más hacia nuevas elecciones. Las que de momento
quieren el PP y Podemos y las que teme el PSOE.
En cuanto a Ciudadanos y Albert Rivera su situación es muy delicada
porque si no hay investidura de Sánchez su pacto con el PSOE habrá sido
un rotundo fracaso, y eso puede que les afecte de cara a nuevas
elecciones, porque ya se encargará el PP de subrayar esa alianza. Un PP
que imaginamos que está encantado con la tensión creciente entre Sánchez
e Iglesias, empeorada más si cabe con el intento del líder del PSOE de
que Tsipras presione a Iglesias para que le deje gobernar.
Una casi ruptura total entre Sánchez e Iglesias que beneficia al PP.
Un partido con el que el PSOE se ha negado a negociar desde el final de
las elecciones del 20-D, hace 100 días. Y que espera volver a ganar al
PSOE si hay elecciones anticipadas, entre otras cosas porque Iglesias en
ese caso acudirá a las urnas en coalición con IU para intentar que
Podemos se convierta en segundo partido nacional y el PSOE pase al
tercer lugar. Ayer en una encuesta del Gobierno vasco el PSOE quedaba en
cuarta posición en Euskadi, detrás de PNV, Podemos y Bildu, que es el
mismo cuarto lugar que el PSOE ocupa en Cataluña y en Madrid. De manera
que el reforzamiento de Iglesias en la crisis de Podemos puede poner
patas arriba todo el mapa político nacional.
(*) Periodista
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