Este carismático emblema fue adoptado por un grupo de escritores, poetas, arqueólogos y especialmente pintores, que buscaban una seña de identidad y la forjaron bajo el movimiento ‘Indaliano’.
Para los Indalianos, la interpretación de este símbolo representaba varias posibilidades: un cazador con su arco extendido, un ídolo en el sentido religioso ó el dibujo de un hombre con un arco iris en señal de protección de los malos espíritus o males terrestres.
El pintor y escultor almeriense Jesús de Perceval, máximo exponente del movimiento ‘Indaliano’, tomó este último significado.
En cuanto a su nombre, este símbolo tomó su denominación derivado del nombre Indalecio, patrón de la ciudad de Almería.
Su nomenclatura encierra del lenguaje ibero el sufijo ‘Indal’ que
significa dios grande, fuerte, poderoso y protector ó bien ‘mensajero de
los dioses’.
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