Los Biden, todo un dechado de vicios a la luz del día, al que los medios le blanquean sus constantes meteduras de pata, se niegan a investigar su patente corrupción y cubren con un cada vez menos espeso manto sus ridiculeces.
Parece mentira que bajo ha caído Estados Unidos y la presidencia. Todo ha sido a causa de un colosal fraude electoral. Donal Trump ganó, inesperadamente, a la satánica Hillary Clinton, la elegida por las élites, una mujer complaciente con Bill, amigo de Jeffrey Epstein, el pederasta suicida.
Entonces los medios se conjuraron con los pretendidos amos del mundo que Trump sería un paréntesis, que no podría, en ningún caso, ganar las elecciones para un segundo mandato. Varios Estados modificaron sus normas electorales para facilitar el fraude y contrataron a la empresa Dominion, una excrecencia chavista especializada en fraudes.
Tras una tenaz oposición mediática, que presentó a un exitoso Donald Trump en un parodia de sí mismo, con llamadas del Partido Demócrata a ejercer el voto por correo, a fin de propiciar el tongo, con los sondeos disparados a favor de un Joe Biden que en los debates electorales tuvo que ser recogido por los moderadores, dados sus numerosos ataques de histeria, cuando Trump osó sacar la corrupción familiar de su hijo Hunter, se propició el más escandaloso fraude electoral de la historia, en el que participaron tanto la cloaca ponzoñosa en que ha degenerado el Partido Demócrata como la corrupción del Partido Republicano, en el que los casos de los gobernadores de Georgia y Wisconsin están bajo sospecha. Todos los contrapoderes del modelo político norteamericano fallaron estrepitosamente, para poner al degenerado Biden en la Casa Blanca.
Trump que definió bien a sus enemigos como el “Estado profundo” y el “pantano”, sin embargo, no hizo nada o muy poco para desactivarlos, Fue lo que sucedió con el genocida Anthony Fauci, quien, a decir del Doctor Vladimir Zelenko, y el presidente del Partido Republicano de Oklahoma, John Bennet, debe ser juzgado y puesto de inmediato ante un pelotón de fusilamiento, con los directivos de la FDA y de los CDC.
Biden evidenció el payaso pelele que es estableciendo como mandatos la timo vacunación criminal y el uso inapropiado de mascarillas, en una atroz mascarada, que debe pagar tras un juicio justo.
Las elecciones del 11 de noviembre se presentan como los comicios en los que el Partido Demócrata y Joe Biden paguen su fraude electoral y su presidencia de opereta. La ironía luciferina se va a acabar.
(*) Periodista
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