ENIX.- El subdelegado de Gobierno en Almería, Manuel de la Fuente, ha
indicado este miércoles que la carretera N-340a, conocida como El
Cañarete, y que permanece cortada desde el pasado 31 de diciembre a
causa de unos desprendimientos no se volverá a abrir al tráfico hasta
que "esté garantizada la seguridad".
"No habrá tránsito si no hay garantías de seguridad", ha explicado De
la Fuente ante los medios en el transcurso de una visita a las obras
con las que desde la Subdelegación se pretende mostrar a la ciudadanía
las "limitaciones y complejidad" de los trabajos que fueron autorizados
el pasado 27 de enero y que arrancaron el 5 de febrero.
El subdelegado ha indicado que la posibilidad de la apertura
intermitente en horas punta de la vía que comunica la capital con el
núcleo roquetero de Aguadulce llegará cuando se acabe la primera fase de
las obras, lo que se espera para la primera semana de marzo. No
obstante, ha indicado que la naturaleza de los trabajos determinará que
la actuación se pueda "alargar más tiempo".
La vía está cortada desde la noche del pasado 30 de diciembre, cuando
una roca de grandes dimensiones se desprendió del talud causando serios
desperfectos en la calzada. El Ministerio de Transportes, Movilidad y
Agenda Urbana aprobó la realización de obras de emergencia en el tramo
afectado para lograr la estabilización del talud y evitar nuevos
derrumbes. Los trabajos cuentan con un presupuesto de 639.224 euros.
El subdelegado ha lamentado nuevamente las molestias que las obras y
el cierre de la carretera están ocasionando a los conductores
afectados, aunque ha señalado que se está haciendo "todo lo posible" a
nivel técnico y humano, en coordinación con la Demarcación de
Carreteras, la Jefatura Provincial de Tráfico y la Agrupación de Tráfico
de la Guardia Civil.
De la Fuente Arias ha recordado las medidas que se han puesto en
marcha para mejorar la fluidez del tráfico en la A7, afectada por
retenciones en horas punta desde el cierre de El Cañarete. Entre ellas,
el embolsamiento provisional del tráfico pesado en un área de servicio
en La Mojonera, únicamente entre las 7,30 y las 8,30 horas.
Esta medida, que lleva en marcha desde este lunes, se ha previsto
para evitar que el tránsito de vehículos frigoríficos ralentice la
circulación en la autovía del Mediterráneo entre los puntos kilométricos
429 y 438 sentido Almería.
Tanto el lunes como el martes el número de
camiones embolsados, según datos de la DGT, estuvo en torno a una
veintena, si bien este miércoles la cifra de vehículos pesados ha
llegado a 40.
Otra de las medidas ha sido incrementar la presencia de patrullas de
la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en la A7 en el tramo que
discurre entre Almería y El Parador, de contar con la presencia del
helicóptero de la DGT y de los avisos que se ofrecen a los conductores
en los paneles de mensajes variables de la autovía.
A todo lo anterior se une que, además de las obras de emergencia que
se acometen en la actualidad, la Dirección General del Carreteras del
Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ya ha aprobado el
proyecto de tratamiento integral de los desprendimientos de la N-340 en
El Cañarete, una actuación dividida en diez tramos a lo largo de toda la
carretera más el tramo actual, donde ya se están ejecutando las
actuales obras de emergencia.
El proyecto está pendiente de licitación cuando haya nuevos
Presupuestos Generales del Estado. La inversión aproximada en este
proyecto de restauración integral de todo el talud de El Cañarete se
sitúa en torno al millón de euros.
Las obras de la carretera de El Cañarete se están desarrollando sobre
un talud de pared de 140 metros lineales por 90 metros de alto. En este
momento, se está en la primera fase de las obras, que consiste en la
limpieza de toda la pared de la roca suelta que presenta peligro de
derrumbe. En esta primera fase se retirará también la malla de triple
torsión dañada por el último desprendimiento.
Cuando esta primera fase esté completada, comenzará la segunda, en la
que se realizarán los anclajes. En esta segunda fase, primero se
perforará el talud, se introducirán cables de acero, se inyectará
mortero de cemento y se tensarán los citados cables. Con esto se
conseguirá que las rocas de mayor tamaño queden ancladas a la zona más
profunda del macizo.
La tercera fase consistirá en la instalación de barreras dinámicas de
protección anti-desprendimientos, que serán las encargadas de
interceptar los bloques que puedan desprenderse del talud.
Por otra
parte, se colocará una cortina de guiado de desprendimientos, que
evitará que las rocas que puedan caer se salgan de la trayectoria
estimada, asegurando así su interceptación por las barreras dinámicas
instaladas.
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