MADRID.- Los catedráticos de la Universidad de Almería apenas dan clase. Esa
vieja actividad tradicional de los de su gremio, la de disertar frente a
los alumnos y enseñarles la asignatura es una rareza entre los
funcionarios de mayor grado de este centro educativo. Su media de horas
anual es de 88. Muy por debajo que las de cualquier otra universidad
española, en las que se considera que estar por debajo de 120 "ya es un
escándalo". Esa actividad docente, sobre todo, recae sobre sus ayudantes: jóvenes que están preparando la tesis, revela El Confidencial.
El catedrático es una especie en vías de extinción. "Estamos casi liquidados", resume Luis Enrique Alonso, titular de la cátedra de Sociología en la Facultad de Económicas de la Universidad Autónoma de Madrid.
"Cada vez somos menos y más viejos",
prosigue.
En el caso de la Universidad de Almería, además, lo que
parece en extinción es el número de horas de clases que dan, de acuerdo
al análisis de la programación lectiva de sus más de 1.300 profesores
para el curso 2018-2019 reflejado en un documento interno recibido en el
buzón seguro de El Confidencial.
La media en sus 11 facultades es de 88 horas anuales. Las de un
ayudante doctor, 203. Una cifra extraordinariamente baja y muy
sorprendente para todas las fuentes consultadas. "¡Eso no es normal en absoluto!", exclama sin poder ocultar su incredulidad un profesor titular de la Universidad Complutense. El mínimo legal son 60 horas.
"Yo es que esto no lo veo lógico, la verdad", comenta un estudiante un
poco atribulado de Agronomía. "Por ejemplo, los viernes teníamos una
clase de dos horas con un catedrático y ¡llegó a las 9.30 y ya nos estaba echando a las 10.15!",
explica este alumno, que achaca al "pluriempleo" este absentismo de las
primeras espadas de cada departamento.
"Yo creo que hacen consultoría a
empresas y cosas así y por eso no dan clase, eso es lo que pensamos los
estudiantes", agrega cada vez con menos prudencia. "Los que nos dan
clases son doctorandos que están preparando su tesis", continúa el
chico.
Uno de estos docentes, que prefiere mantener su nombre en secreto por
motivos obvios, no cree que el pluriempleo sea la causa fundamental,
aunque "algunos lo harán bajo su responsabilidad, porque es ilegal".
Este profesor achaca este "agravio comparativo con cualquier
universidad" a un pacto no escrito entre los catedráticos y el
rectorado: "Es un trato bajo cuerda: tú me das prebendas y me dejas en paz y yo te consigo los votos para permanecer en el poder".
"Se trata de tener contentos a los 'capos' del campus", sentencia.
En
la Universidad de Oviedo, por ejemplo, cifran en 160 horas anuales las
"horas tiza" (como se conoce a la actividad propiamente docente) las que
les corresponden habitualmente a los catedráticos.
"Es normal que el catedrático tire de galones y se descargue, ¡pero no tanto!",
confirman desde la Universidad de Salamanca. El número de horas máximo
del que se parte es de 240. Después, según diversos factores se pueden
ir sumando o restando a esa cifra estándar.
En Almería sí es normal. Incluso más. En los departamentos de Agronomía o
Educación los catedráticos dan una media de 61 y 68 horas anuales
respectivamente. Solo se aproximan a las horas estándar en Economía y en
Derecho, con 112. Un dato que no resulta tan sorprendente.
"Los departamentos de ciencias sociales somos los verdaderos financiadores de las universidades", explica Fernando Rubiera,
profesor titular de Ciencia Económica en Oviedo. "Somos los que tenemos
más alumnos, por una parte; y por la otra son alumnos que salen muy
baratos no como los de ciencias, que exigen aparatos y personal de
mantenimiento caro".
En resumidas cuentas, que en estos departamentos
casi nadie puede evitar las aulas. Sin embargo, incluso esas cifras
están muy por debajo de lo que los catedráticos consultados consideran
un mínimo: "Menos de 120 es muy extraordinario".
Pero aunque la media es claramente llamativa (por las poquísimas horas
de clase), caso a caso puede estar muy justificado que un catedrático no
dedique mucho de su tiempo a las aulas.
Desde la célebre y polémica ley Wert
(en referencia al que fuera ministro de Educación entre 2011 y 2015)
hay una serie de "privilegios" que las distintas categorías de
profesores universitarios pueden ir adquiriendo para así ver reducida su
carga docente. "Básicamente, la cosa se resume en que demuestres actividad, que haces cosas, que te mueves", clarifica Rubiera.
El pacto al que alude el profesor de la UAL consiste en que primero
se les van dando las horas a los becarios "hasta que estén hasta los
topes y después con lo que sobra se quedan los catedráticos, que pueden
ser tres horitas o nada". Un sistema muy diferente al que se utiliza en
casi cualquier otro centro de educación superior.
"Le encaloman todo al becario y las vacas sagradas se dedican a sus cosas,
que puede ser investigación o leerse el 'Marca', que de todo hay",
insiste. Este diario trató de ponerse en contacto sin éxito con el
catedrático de Tecnología de los Alimentos José Luis Guil, reciente autor de las novelas 'Horologio' y 'Exilio en Berbería', que completa 61 horas docentes (una más del mínimo legal).
Se dejan llevar por estar en el tope
Para
ello hay varias maneras. Y muchas de ellas no siempre benefician a los
catedráticos. Por ejemplo, un profesor titular de la Complutense asegura
que en su facultad muchos de ellos dan más de 300 horas lectivas porque
"no están motivados y no hacen nada, así que al final les van poniendo más clases".
De hecho, según este docente, muchos de los que están en el espectro
más alto de la pirámide educativa, "se dejan llevar desde que consiguen
alcanzar su tope".
Los criterios son: estar en algún proyecto
europeo o de asesoramiento, acumular sexenios o dirigir tesis. Muchas de
esas actividades son las que se usan para elaborar los famosos 'rankings' de universidades.
La de Almería está aproximadamente en el puesto 40 en casi todos ellos.
Es decir, que no destaca particularmente y más bien se encuentra en el pelotón de cola de los centros superiores universitarios españoles.
"Hay bastantes funciones que no son estrictamente dar clases. ¡Por
ejemplo, corregir los famosos TFM estos que ahora están tan de moda!",
reivindica otro catedrático. Sin embargo, otras fuentes universitarias
deslizan que esas correcciones muchas veces también las hacen los
ayudantes.
Desde el rectorado de la Universidad de Almería la respuesta es que
no tienen esos datos disgregados. Sus clasificaciones mezclan a los
profesores titulares y a los catedráticos. "No tenemos ese dato", comentan desde el departamento de comunicación.
Aunque a través de correo electrónico dan la siguiente respuesta: "En
la Universidad de Almería, el potencial docente de los catedráticos es
el mismo que el resto de universidades andaluzas. Otra cuestión es que,
como consecuencia de las distintas reducciones de la labor docente por
ocupar cargos académicos o por investigación, la media sea inferior que
su potencial docente.
No obstante, es cierto que en ese cómputo no se
incluyen determinadas actividades docentes como la dirección de trabajo
final de título, que también implica horas de dedicación". El rector, Carmelo Rodríguez Torreblanca, que es de quien directamente corresponde la responsabilidad de controlar estos repartos, no pudo atender a El Confidencial.
"En la Complutense el rectorado está muy encima de estas cosas y, por ejemplo, en mi departamento los catedráticos no se descargan ni media hora",
exclama un profesor titular. "En Madrid eso está muy regulado. Se
pueden dar algunos casos, pero se cuentan con los dedos de las manos
porque hay muchísima vigilancia de esa clase de asuntos", insiste.
De
hecho, Luis Enrique Alonso, catedrático, conoce algunos colegas a los
que les sucede al contrario, que dan muchas más horas de clase de lo
normal porque "están desmotivados con otras cosas y al no poder seguir
progresando, no haber nada más para ascender, se han quedado estancados y
acaban por tener mucha carga docente".
251 horas anuales, el récord
No
es el caso de bastantes catedráticos en el departamento de Agronomía de
la UAL. Estos docentes solo dan 61 horas anuales. En el otro extremo se
encuentra un profesor titular de Matemáticas, Florencio Castaño, con 251 horas. Curiosamente, el catedrático que menos da también es de ese mismo departamento: Andrei Martínez con 15 horas. Por supuesto, eso no quiere decir que no esté justificado en el caso de los dos catedráticos por sus otras actividades, incluida la investigación.
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