Parece como si no conociéramos como funciona nuestro vecino
Marruecos. El padre del actual dictador, también dictador, Hassán II,
siempre nos sorprendía cuando más débil era la situación en España para
darnos un nuevo bocado. El último gran bocado, para ridículo
internacional, mientras Franco agonizaba, fue la famosa Marcha Verde y
la anexión pacífica del antiguo Sáhara español.
Nuestras tropas
recibieron órdenes políticas de que se abandonara el territorio y
dejáramos a su suerte a los saharahuis que incluso tenían DNI español.
Algunos políticos españoles cobraron una suculenta comisión por parte de
Marruecos tras aquella operación.
Y
es que Marruecos no da puntada sin hilo. Si hace unos días envió
mensajes a las mafias de las pateras de que tenían 48 horas de vista
gorda tenía un motivo. El motivo es que nuestro gobierno había
autorizado durante dos años a Repsol, vía BOE, las prospecciones
petrolíferas en aguas de las Islas Canarias. Y Marruecos siempre se ha
opuesto a que España busque petróleo en aguas que considera de su
jurisdicción.
Es más, Marruecos ya ha concedido permiso para que otras
petroleras, Exxon y Total, hagan prospecciones, por lo que la celeridad
de Repsol le ha molestado y ha dado vía libre a la salida de pateras de
sus costas. Luego ha reconocido, como lo ha hecho, que ha faltado
vigilancia en sus costas, pero el daño ya estaba hecho.
Entiendo
que Mariano Rajoy ha querido mantener una postura en beneficio de los
intereses de España y no se ha dejado influir ni por las protestas de
Marruecos ni por las protestas de los canarios, que coinciden con las
del vecino país y que se sospecha que están relacionadas. Nada es
casual, y menos en política económica. Son muchos millones los que se
juega Marruecos y si los isleños canarios cooperan, pues mejor que
mejor.
De todas
formas es peligroso humillar al vecino. Mohamed VI tiene un servicio
secreto capaz de organizar otro San Valentín en nuestro territorio.
Porque Aznar pagó muy caro recuperar Perejil y las Chafarinas en el
2002. La venganza, dos años mas tarde, llegó en forma de atentados
masivos a trenes de cercanías con el resultado de todos conocido y la
pérdida de las elecciones del Partido Popular. Los marroquíes, en
general, son muy vengativos y rencorosos. Y no tienen escrúpulos. Lo de
las pateras sólo es un aviso. Ya lo verán.
(*) Periodista, ex director de 'La Crónica de Almería' y editor de www.muyconfidencial.com
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