La animadversión que existe entre el ex tesorero del PP, Luis
Bárcenas, y la secretaria general del partido, María Dolores de
Cospedal, no es ninguna novedad. Sin embargo, el enfrentamiento está
subiendo de temperatura y amenaza con convertirse en una lucha a muerte
donde habrá damnificados.
Me cuenta una fuente muy bien informada que María Dolores está muy harta de estar teniendo que asumir todo el desgaste. Se ha quejado a Rajoy de tener que dar la cara en solitario cuando sale Bárcenas a la palestra.
Ella está limpia de polvo y paja en este asunto –explica
reiteradamente- pero le toca comerse el marrón. Una semana y la
siguiente y la otra. Con toda la prensa encima, buscando cualquier frase que explotar (como la del “pago de sueldo en diferido” que le perseguirá para siempre). Una sangría.
Y ella no tiene nada que ver con esto, no cometió ningún error, no son cosas suyas. Se está llevando golpes que no le corresponde a ella encajar, argumenta.
Por otro lado, está Javier Arenas. Muy cercano a
Luis Bárcenas, a él le tocó gestionar los últimos acercamientos del PP
al ex tesorero, intentando tender puentes hasta el final… de manera
infructuosa como se ha visto.
Pues bien. Javier Arenas no comparte en absoluto ni las actuaciones ni las declaraciones que ha efectuado María Dolores de Cospedal sobre este tema.
Arenas se ha quejado a personas de su confianza de que Cospedal no
está defendiendo a los antiguos secretarios generales con la
contundencia debida. Considera que Ángel Acebes, Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja y él mismo no están recibiendo el apoyo debido por parte de la secretaria general del PP.
De hecho, al ex presidente del PP en Andalucía no le sentó nada bien aquella frase que pronunció Cospedal sobre que “cada palo que aguante su vela”.
La interpretó como un ataque en toda regla a la gestión de sus
predecesores, un intento de hacerse a un lado para que el escándalo no
le salpique a ella. Y eso está muy feo, dice.
El culebrón promete nuevos episodios, me temo.
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