RABAT.- El gobierno marroquí criticó hoy a Argelia por imponer
tres condiciones a la reapertura de la frontera terrestre, cerrada por
Argel desde 1994, en las que había insistido recientemente un portavoz
del ministerio de Exteriores argelino.
En un
comunicado hecho público esta tarde por el ministerio marroquí de
Exteriores, el gobierno de Rabat afirmó que "pone a la comunidad
internacional de testigo de esta enésima retractación de Argelia con
respecto a los compromisos adquiridos", y considera que "las condiciones
unilaterales (de Argelia) son infundadas e incomprensibles".
El
pasado 19 de junio, el portavoz de la cancillería argelina, Amar
Belani, declaró que la eventual reapertura de las fronteras es una
decisión soberana de Argelia "y las condiciones que deben reunirse ya
son conocidas por nuestros vecinos".
Concretamente,
Belani citó "el final de la campaña de denigración contra Argelia"
(supuestamente de los medios marroquíes); "una cooperación sincera y
eficiente contra la agresión que sufrimos a diario en materia de
infiltración de drogas (en alusión al hachís marroquí), y que el
gobierno marroquí "respete la postura de Argelia sobre la cuestión del
Sáhara Occidental".
El comunicado emitido hoy por el
gobierno de Rabat pasa por encima de las primeras condiciones y se
centra en la cuestión del Sáhara, considerada causa nacional para Rabat y
que efectivamente envenena las relaciones bilaterales prácticamente
desde 1975, cuando Argelia dio cobijo a los refugiados saharauis en la
región de Tinduf.
El ministerio marroquí asegura que
había un pacto tácito entre los dos países en los últimos meses de
dejar de lado la cuestión del Sáhara y tratar de avanzar en otros
aspectos en vías de la normalización, pero con las últimas declaraciones
"Argelia rompe unilateralmente este acuerdo tomado al más alto nivel".
Los
analistas consideran que el cierre de la frontera terrestre (más de
1.500 kilómetros) con el principal país vecino causa perjuicio sobre
todo a Marruecos, que podría vender una gran cantidad de mercancía y
recibir a un buen número de turistas argelinos en busca de un destino
cercano y seguro.
Sin embargo, el cierre ha
propiciado un floreciente contrabando desde Argelia de productos más
baratos por existir producción local (combustibles, principalmente) o
por estar altamente subvencionados, como el caso del tabaco o el aceite.
Pese
a que las fronteras están cerradas, los dos países nunca han roto sus
relaciones diplomáticas -ni en los peores momentos- y mantienen sus
embajadas abiertas con sus embajadores.
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