Acabo de ver el informativo en la televisión y qué quieren que les diga ¡menos mal que sólo dura 30 minutos! Sólo hay malas o muy malas noticias: recortes, congelación de pensiones, tasas judiciales imposibles, la estafa de las preferentes, las protestas de los MIR, el drama de Madrid Arena, corrupción urbanística, el lío entre Israel y Palestina, agresiones a los presos en Rusia, ... Lo único positivo han sido las muestras de solidaridad del Banco de Alimentos con su 'gran recogida' y los proyectos de Unicef en el cuerno de África ¿Cómo hemos llegado a esta situación? ¿Nos hemos anestesiado de tanto ver desgracias? ¿Cuándo volverán las buenas noticias?
Que nadie se confunda, la culpa no la tienen los mensajeros. A los que trabajan dentro de la TV les gustaría mostrar otras cosas y alejarse de tanta tragedia y calamidad, pero esto es lo que toca porque es lo que está pasando en la calle, en nuestro barrio, en nuestra ciudad, en España, Europa y el resto del mundo. Hasta aquí hemos llegado todos juntos o, mejor dicho, casi todos - los mismos 'pringaos' de siempre - porque los principales responsables de la crisis económica y social seguirán saliendo ilesos. Lo único que pueden hacer mis compañeros es seguir contado lo que sucede a nuestro alrededor, esa es su mejor contribución.
Detrás de cada pieza del informativo hay redactores, cámaras, montadores, técnicos de sonido, productores, editores, iluminadores, maquilladores, ... y así un largo etcétera de profesionales. Por desgracia cada día hay menos, muchos menos. Ellos también tienen problemas, igual que usted y que yo, y muchas veces son más graves que los que aparecen en los titulares. No les estoy contando esto para que sientan compasión, ni tampoco una admiración especial, pero sí un profundo respeto, el que con su trabajo se ganan cada día. La mejor manera de demostrárselo es ver la televisión, escuchar la radio, comprar la prensa escrita y navegar por internet, sin olvidarse de hacer algún click que otro de vez en cuando sobre la publicidad. A pesar de la crisis estar bien informado sigue siendo muy barato.
Pisé un plató de televisión por primera vez en la primavera del año 96 y desde aquel momento no he parado de conocer a gente cojonuda delante y detrás de las cámaras. Muchos de ellos son grandes profesionales de éxito ahora. A otros les ha tocado correr peor suerte, aunque sean tan buenos o más que el resto. De todos he aprendido y espero que ellos también se hayan llevado algo positivo de nuestra relación. Este fin de semana me he acordado de todos ellos y ¿saben qué? ¡He tenido la suerte de trabajar con gente muy buena! ¡Un millón de gracias! Seguiremos dando guerra por aquí o por allí, juntos o por separado, antes o después porque esta profesión se lleva en el corazón y corre a mil por hora por todas las venas. Queridos lectores, hasta dentro de dos domingos.
Que nadie se confunda, la culpa no la tienen los mensajeros. A los que trabajan dentro de la TV les gustaría mostrar otras cosas y alejarse de tanta tragedia y calamidad, pero esto es lo que toca porque es lo que está pasando en la calle, en nuestro barrio, en nuestra ciudad, en España, Europa y el resto del mundo. Hasta aquí hemos llegado todos juntos o, mejor dicho, casi todos - los mismos 'pringaos' de siempre - porque los principales responsables de la crisis económica y social seguirán saliendo ilesos. Lo único que pueden hacer mis compañeros es seguir contado lo que sucede a nuestro alrededor, esa es su mejor contribución.
Detrás de cada pieza del informativo hay redactores, cámaras, montadores, técnicos de sonido, productores, editores, iluminadores, maquilladores, ... y así un largo etcétera de profesionales. Por desgracia cada día hay menos, muchos menos. Ellos también tienen problemas, igual que usted y que yo, y muchas veces son más graves que los que aparecen en los titulares. No les estoy contando esto para que sientan compasión, ni tampoco una admiración especial, pero sí un profundo respeto, el que con su trabajo se ganan cada día. La mejor manera de demostrárselo es ver la televisión, escuchar la radio, comprar la prensa escrita y navegar por internet, sin olvidarse de hacer algún click que otro de vez en cuando sobre la publicidad. A pesar de la crisis estar bien informado sigue siendo muy barato.
Pisé un plató de televisión por primera vez en la primavera del año 96 y desde aquel momento no he parado de conocer a gente cojonuda delante y detrás de las cámaras. Muchos de ellos son grandes profesionales de éxito ahora. A otros les ha tocado correr peor suerte, aunque sean tan buenos o más que el resto. De todos he aprendido y espero que ellos también se hayan llevado algo positivo de nuestra relación. Este fin de semana me he acordado de todos ellos y ¿saben qué? ¡He tenido la suerte de trabajar con gente muy buena! ¡Un millón de gracias! Seguiremos dando guerra por aquí o por allí, juntos o por separado, antes o después porque esta profesión se lleva en el corazón y corre a mil por hora por todas las venas. Queridos lectores, hasta dentro de dos domingos.
(*) Periodista, miembro de la Asociación de Periodistas - Asociación de la Prensa de Almería (AP-APAL) y del Colegio de Periodistas de Andalucía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario