El estellés construyó al segundo de la tarde un trasteo muy técnico y preciso. Algunos pasajes de esta labor tuvieron gran torería y magisterio. Destacó, especialmente, con los caballos Chenel e Ícaro. El temple y el mando, junto con el acierto con el rejón de muerte hicieron que cortara dos merecidas orejas.
Con el quinto, volvió a reeditar su excelente actuación. El mando y el temple, sobre todo con Silveti, fueron las virtudes princpales de una faena completa, variada y llena de poderío y capacidad. Volvió a estar acertado con el rejón de muerte y de nuevo cortó con merecimiento las dos orejas.
Fermín Bohórquez toreó con gran temple y plasticidad al primero de la tarde. Buen tercio de banderillas con su estilo clásico y pulcro. Faena en conjunto seria y medida. El fallo con el rejón de muerte, trasero y caído, impidió que cortada trofeos. El jerezano desplegó su buen concepto ante el cuarto, destacando a lomos de Melero, con el que firmó pasajes de toreo muy clásicos. No llegó el triunfo ya que volvió a fallar con el rejón definitivo.
El Cartagenero, que reaparecía después de una prolongada lesión, tuvo una actuación muy digna con el tercero; un toro que tuvo transmisión y resultó encastado. El jinete murciano lució en algunos momentos de la faena, pero en particular con Maestro y Romero. Llegó al público la actuación, pero el fallo con los aceros impidió el triunfo.
El murciano estuvo muy entregado y decidido en su faena al sexto, otro buen ejemplar de Ángel Sánchez y Sánchez. Su labor resultó lucida y variada, brillando especialmente a lomos de su caballo Manolete. El rejón resultó defectuoso y tuvo que descabellar, acertando a la segunda. No obstante el público pidió la oreja que el presidente concedió.
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