Mientras la atención de los avisados se centra en la comarca del Poniente otros ponen los huevos en la del Levante, lo que significa que alguien de aquí ha neutralizado a los de allá y destila, sólo como presunción de certeza, más poder aunque en la capital estén aparentemente en tablas los compañeros de viaje para la ocasión.
La jugada que ahora toca, según parece, es pues descabalgar al aliado prófugo con puente de plata aunque, a la vez, alguien, por elevación, ha decidido políticamente complicarle la vida en los tribunales para que sea detonante de la voladura controlada del gato que verdaderamente interesa.
Aparente jugada maestra si le sale bien (por el contrario) a un tal alias 'El Minino'. Porque la otra alternativa es que los hispanos conjuren su poco disimulada desatada ambición y aprovechen la coyuntura para echarle la culpa al aliado, coyuntural y pasajero, ahora en apuros, de la desgracia política que se avecina para personajes públicos muy mediáticos por ansiosos, y se pongan como se pongan, mucho menos progresistas que Salmerón, don Nicolás, que no tenía tacha ecologista y sí una ética a prueba de pena de muerte incluso.
Según la partitura de la estrategia inicial que intuyo, es aprovechar el vacío de poder que se palpa, porque se está provocando con total disimulo desde alguna centralidad, y conquistar políticamente el Poniente sin dejarse ni un jirón en el Levante, donde todos, de uno u otro bando, hacen patria chica juntos mientras al otro lado del territorio común todos están contra todos para dividir, aún más, a la eterna alternativa que ya presume de que, por fín, puede estar a punto de tocar un poder mucho más amplio entre nosotros a costa del desgaste y la necedad del adversario embotado y, puede, que hasta envilecido en algunos casos.
Sólo en la capital, centro de todas las miradas y codicias políticas en concurrencia, quien todavía manda en plaza lo hace con inteligencia hasta gobernando en coalición con gente seria y de fiar. El pacto se ve que funciona, siendo cada uno quien es y lo que representa, sin mezclas que confundan y con bastante paciencia. Veremos si también no se escoña el letrado una vez con el cetro en la mano.
Por eso repite fijo en el cartel este líder local (con proyección provincial a plazo) y los sucursalistas de Híspalis no pueden con él, hablando por cierto de aquellos del Levante, que lo único que tienen hoy es una pica en Flandes hasta que veamos que pasa cuando Su Señoría diga "aquí estoy yo y ésto es lo que hay". Tiemblen, tiemblen, los que se hayan creído impunes por los inconfesables intereses raquíticos que defienden en el Gran Valle a la orden de un capo venido algo a menos. No esperen pararlo todo desde lejanos confines cuyas cloacas se apresta a limpiar el sucesor.
Es la otra cara de la moneda de quien lo tiene algo crudo junto a la campiña aunque el meritaje se intente abultar todos los viernes aún a costa de repetir, repetirse y repartir, de boca al menos. Está jugando fuerte este felino en su teórico feudo, donde nunca ganó por las buenas aunque algo sí con tretas políticas legítimas, y apoyará la investidura del nuevo César porque no le queda más remedio que ofrecerle su tributo, descubierta la media conspiración veraniega en Cabo de Gata, sin saber siquiera si será recompensado por la magnanimidad del galeno hispalense, extensible, o no, al descendiente del famoso conquistardor, por indicación de algún patricio todavía muy activo aunque algo encabronado con su particular frankestein.
Lo cierto es que las circunstancias y el contexto cercano que se aventan no le son, aparentemente, del todo favorables a nuestro frenado aspirante a la gloria máxima porque el genio del compañero de viaje xenófobo que quisó instrumentalizar para sus fines, se escapó de la botella y no deja de hacer de las suyas. A partir del 15 de marzo se podrán comprobar, tal vez, los estragos políticos, y otros de índole más preocupante en lo personal, para quien ha podido llegar a cegarse de poder por no escuchar más que a su ego y a su eventual amo, socio o mentor.
Pero alguien, en algún lugar con temprano olor a azahar, parece haber bajado potencialmente el dedo pulgar para apartar del palacio del santo a los brutos argáricos cuyo peligro se ha de conjurar a tiempo y en la distancia para evitar males mayores de los que luego haya que arrepentirse. A lo mejor todo no pasa de un aviso y la sangre virtual no llega al río rambla esta vez.
Vamos a ver si esas caducidades en las que se insiste desde el cuartel general son tales porque siempre he oído que los gatos suelen tener siete vidas aunque en política nunca se sabe quien es el mejor corredor de fondo hasta llegar a meta. Y la prueba ya tiene fecha y dos etapas tan solo, sin contar lo que nos deparen los mecanismos sofisticados en manos de mi buen amigo Alfredo, alias 'El Químico'.
¿Aguantará Griñán el estigma de un consejero presuntamente contaminado con la "operación poniente", más allá de la celebración del Congreso Regional este próximo fin de semana?
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