ALMERÍA.- Fue a las 15.30 horas del 27 de febrero cuando Gabriel Cruz salió para jugar de la casa de su abuela en Las Hortichuelas, Níjar, y se perdió su rastro. Carmen Sicilia lo recuerda muy bien y así se lo contó al juez Rafael Soriano,
cuando acudió a declarar este viernes en calidad de testigo. Un trámite
de media hora, en el que estuvo acompañada por el abogado de la
familia, Francisco Torres, y que esta ha definido como «muy doloroso»,
cuenta Abc.
En su declaración, la abuela materna, que sigue desorientada y muy triste según fuentes cercanas, habría descrito lo que recuerda de aquella tarde con su nieto, momentos antes de que el niño de ocho años fuera presuntamente asesinado por Ana Julia Quezada. Sicilia, de 84 años, fue la última persona que vio a Gabriel con vida y, sin querer, fue también quien le dio coartada los primeros días a Ana Julia, puesto que en un primer momento declaró que esta sólo había salido de la casa durante 10 minutos.
Días más tarde, sin embargo, rectificó.
Carmen Sicilia recordó que Ana Julia se había marchado muy poco tiempo después del hijo de su pareja. Ese dato y el teléfono móvil de Ana Julia, que la ubicaba en la finca de Rodalquilar, la convirtieron en la principal sospechosa, que también mintió a los agentes sobre dónde estaba tras la desaparición.
Regresó de matar y enterrar al niño sobre las 6 de la tarde, cuando la abuela materna fue a buscarlo a casa de sus primos. La abuela no podía imaginar que tenía a la asesina de su nieto, Gabriel Cruz, sentada en su misma mesa.
Secreto de sumario
El
abogado de la familia contó este viernes a los periodistas que se
encontraban en las puertas de la Ciudad de la Justicia que fue a las
15.30 cuando Gabriel dejó la casa. Paco Torres no quiso detallar el
contenido de la declaración de la abuela. «Desconozco por completo lo
que declaró ante la Guardia Civil. Sé lo que ha declarado esta mañana
pero no puedo comentarlo debido a que debo respetar el secreto de
sumario, así que poco se puede decir».
Cabe recordar que la anciana estaba junto a Gabriel y la única sospechosa del crimen cuando se vio al niño por última vez con vida. El magistrado instructor, además, recoge en el auto por el que decretó el ingreso en prisión que la presunta asesina «aprovechó un momento temporal en el que sabía que podría con el niño y que la abuela no lo iba a controlar».
«La promesa era devolverlo pronto a jugar», argumenta, pero se llevó el cadáver a la finca familiar de Rodalquilar para ocultarlo.
Cabe recordar que la anciana estaba junto a Gabriel y la única sospechosa del crimen cuando se vio al niño por última vez con vida. El magistrado instructor, además, recoge en el auto por el que decretó el ingreso en prisión que la presunta asesina «aprovechó un momento temporal en el que sabía que podría con el niño y que la abuela no lo iba a controlar».
«La promesa era devolverlo pronto a jugar», argumenta, pero se llevó el cadáver a la finca familiar de Rodalquilar para ocultarlo.
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