LONDRES.- Un análisis exhaustivo de restos humanos del yacimiento más antiguo del
mundo, situado en Jebel Irhoud (Marruecos), descarta la conexión entre
los habitantes del norte de África y los europeos hace 15.000 años,
según un estudio publicado en la revista especializada
'Science'.
Los restos encontrados en esta zona, considerada una región crítica
para comprender la historia humana, rechazan hipótesis anteriores que
apuntaban al flujo de genes desde el sur de Europa hacia el norte de
África en esa época, conocida como el Pleistoceno tardío.
Por el contrario, los restos analizados están “estrechamente
relacionados” tanto con los habitantes de Oriente Medio como con los
africanos subsaharianos, lo que sugiere que había más personas que
migraban dentro y fuera del norte de África de lo que se creía
anteriormente.
“Estos hallazgos son realmente emocionantes. El norte de África ha
sido una encrucijada importante durante mucho más tiempo de lo que la
gente pensaba”, señaló en declaraciones a esa revista la genetista
evolutiva Sarah Tishkoff, de la Universidad de Pensilvania (EEUU),
aunque no formó parte del estudio.
Hasta la fecha, los investigadores que exploran el norte de África
han descubierto esqueletos en sitios prehistóricos, incluido Marruecos,
aunque sus orígenes no han sido claros.
Buscando entender la relación de esos individuos con otras
poblaciones globales, Marieke van de Loosdrecht y Matthias Meyer, del
Instituto para la Ciencia de la Historia Humana de Jena (Alemania),
extrajeron el ADN de la materia ósea de varios ejemplares del norte de
África que se pensaba que pertenecían a la llamada cultura Iberomaurus.
Los arqueólogos del siglo XX pusieron este nombre -Iberomaurus- a los
antepasados de los actuales marroquíes porque pensaron que estaban
relacionados con los pueblos de la Península Ibérica.
Comparando sus datos genéticos con los de otros individuos antiguos y
modernos, los investigadores identificaron casi 600.000 marcadores
genéticos superpuestos.
En los estudios de seguimiento de modelos, concluyeron que los restos
analizados no tenían antepasados europeos, sino que compartían
componentes ancestrales con los antiguos habitantes de las regiones
cercanas a los habitantes del Este, lo que sugiere una conexión entre
África y el Oriente Medio, que precedió a la agricultura, y con las
poblaciones del África subsahariana.
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