MURCIA.- La Consejería de Agricultura y Agua de la Región de Murcia, a través
del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y
Alimentario (IMIDA), desarrolla un proyecto que contempla la
introducción de modelos matemáticos de dinámicas de poblaciones para
optimizar el control biológico de la plaga más dañina para el cultivo
del tomate, la tuta absoluta.
El departamento de control biológico y protección de cultivos del
IMIDA lleva cuatro años dedicado al estudio y aplicación de estos
modelos matemáticos, en colaboración con el Instituto para la
Biodiversidad y la Dinámica de los Ecosistemas (IBED) de la Universidad
de Ámsterdam.
Y es que, el proyecto está en una fase muy avanzada y pronto se
podrá ofrecer a los agricultores directrices concretas para establecer
programas de actuación, según han informado fuentes del Gobierno
regional en un comunicado.
Según el director del IMIDA, Adrián Martínez, la Tuta absoluta "es
una plaga de origen sudamericano que elige el tomate como principal
hospedante. Se detectó en Castellón en 2006 y se expandió rápidamente
por toda la franja mediterránea, en donde llegó a producir importantes
daños en los cultivos".
En este sentido, explicó que "la Tuta se instala en la hoja de la
planta y hace galerías, por lo que reduce la capacidad fotosintética de
ésta. La larva también perfora el fruto, lo que impide su
comercialización. En la Región de Murcia su impacto ha sido
considerable".
Por su parte, Juan Antonio Sánchez, investigador del departamento
de Biotecnología y protección de cultivos del IMIDA, afirma que hasta la
aparición de Tuta absoluta los agricultores murcianos disponían de un
programa de control biológico de plagas bastante conseguido.
"Estaba basado en la utilización de enemigos naturales, que
mantenían a raya a la principal plaga que había entonces: la mosca
blanca. No obstante, con la entrada de la Tuta el IMIDA tuvo que
replantearse de nuevo todas las estrategias de lucha", explica.
En un primer momento, los agricultores intentaron controlar la
plaga por medios químicos, pero se comprobó que no era suficiente.
Posteriormente, se empezó a trabajar con un chinche autóctono, que no es
un depredador estricto, sino que cuando hay escasez de presas se
alimenta entonces de la planta, con lo cual también puede llegar a
originar daños en los cultivos si no se toman las medidas oportunas.
Así, Sánchez indica que la introducción de modelos matemáticos ha
permitido diseñar estrategias óptimas de manejo, teniendo en cuenta
aspectos como la evolución de las poblaciones de la plaga y del
depredador y la cantidad de alimento que hay que suministrar a éste para
que no cause daños en la planta, entre otros.
El equipo del departamento del IMIDA realiza ensayos en
laboratorio para conocer todos los parámetros biológicos y
posteriormente se verifican en campo. Los modelos matemáticos permiten
predecir cómo va a evolucionar el sistema.
Otra técnica empleada en la lucha biológica consiste es la
introducción temprana del depredador en semillero. De esta forma, la
planta de tomate ya dispone de unas defensas y cuando llega la plaga
puede controlarla a densidades mucho más bajas, antes de que se
produzcan daños.
El Servicio de Sanidad Vegetal de la Consejería también ha
contribuido en gran medida al control de la Tuta absoluta, asesorando a
los agricultores en la mejora de los sistemas de asepsia en los
invernaderos de tomate, con buenos cerramientos que dificulten la
entrada de la plaga, el uso de feromonas, trampas de captura y la
liberación de depredadores.
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