MADRID.- A poco más de un mes para las elecciones generales, la pregunta del millón es si el partido mejor colocado según las encuestas para gobernar durante los próximos cuatro años - el Partido Popular (PP) - tiene una hoja de ruta para sacar al país de su peor crisis económica en ocho décadas.
Según analistas, la formación política que parece destinada a dirigir la nave del poder tras los comicios del 20 de noviembre, o no cuenta con un programa bien definido de gobierno o es su secreto mejor guardado a fin de no tentar su suerte electoral con propuestas impopulares.
Después de que el partido liderado por Mariano Rajoy no desvelara gran cosa sobre sus intenciones programáticas en la convención que celebró el pasado fin de semana bajo el lema de 'Empieza el cambio', muchos se preguntan qué y cómo cambiarán las cosas en una España golpeada por un 20 por ciento de la población activa en el paro y sumergida en draconianos ajustes de austeridad para reducir el déficit y alejar el fantasma de un rescate europeo.
"Yo creo que un político serio tiene que tener presente varios escenarios. Lo que diga tiene que ser verdad, pero no debe contar sus expectativas", dijo Joaquín Trigo, director general del Instituto de Estudios Económicos.
"Hay que ver qué puedes hacer y en qué circunstancias, pero siempre debe prevalecer la prudencia. Si sabes que hay marejada, no vayas a la playa. Esto es comprensible", añadió Trigo con referencia al hermetismo del líder popular.
El largamente vaticinado cambio político en España se producirá en un clima económico extraordinariamente difícil, no sólo por las dificultades económicas internas del país, sino por un contexto internacional no menos complejo e incierto.
La crisis de la deuda soberana europea y las anémicas tasas de crecimiento de los países del euro esculpen un panorama global que va más allá de adverso escenario nacional. Según observadores, tal escenario aconseja no descubrir muchas cartas programáticas ya que la improvisación probablemente también deba formar parte de la gestión económica poselectoral ante un entorno tan volátil.
"No sé si el PP tiene un programa económico, pero tampoco lo va a necesitar. Las recetas son bien conocidas", dijo Emilio Ontiveros, presidente fundador de Analistas Financieros Internacionales.
"Puede que al principio hagan algo en negociación colectiva y, hacia la mitad de la legislatura, quizá veamos algunas decisiones en materia fiscal", dijo Ontiveros.
En un sentido parecido se pronunció el coordinador de Coyuntura Económica del Instituto Flores de Lemus de la Universidad Carlos III:
"Es cierto que no hay una línea de acción clara trazada por el PP, solo existen algunas pinceladas tales como ligar los convenios a la productividad, centrado en el empleo y en la austeridad", dijo Santiago Sánchez Guíu.
"Pero casi no hace falta que aclare más sus líneas de actuación porque vamos a continuar en un contexto de austeridad, sí o sí", agregó.
Precisamente, el PP ha sido criticado en estos últimos días por las declaraciones de su vicesecretario de Comunicación, Esteban González Pons, al afirmar que no iban a hacer "nada diferente" a lo que hicieron bajo el mandato de José María Aznar entre 1996 y 2004.
Si bien es cierto que el principio de ese periodo tenía en común con el actual entorno el elevado déficit público, los expertos señalan que las exigencias del panorama al que se va a enfrentar Rajoy en los próximos años son mucho más sombrías y el margen de acción mucho más estrecho debido, entre otros factores, al corsé del euro.
En este sentido, Rajoy ya ha dejado claro que su gobierno continuaría con el calendario de consolidación fiscal comprometido por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con Bruselas hasta reducir el déficit al 3,0 por ciento del Producto Interior Bruto en 2013.
Para Rafael Pampillón, director del área de Economía del Instituto de Empresa, el hecho de que el PP no haya revelado su programa económico no es muy relevante puesto que se irá gestando con el ejercicio del poder, que no siempre coincide con las declaraciones preelectorales.
Además, para no pocos observadores, el eventual gobierno saliente, el socialista, ya ha hecho una parte no pequeña del trabajo, quizá dañando al mismo tiempo sus expectativas de continuar en la Moncloa durante una tercera legislatura.
El limitado margen que supone para la política económica nacional su pertenencia a la zona de euro hace que la mirada de los economistas se vuelva a posibles reformas en el ámbito fiscal y, sobre todo, a una simplificación de la todavía pesada Administración Pública.
"Es necesario aligerar y agilizar la Administración Pública", apostilló Trigo.
Según analistas, uno de los aspectos que algunos dirigentes del partido conservador podrían tratar de abordar en este sentido son los solapamientos que en su opinión puedan existir entre organismos estatales, regionales, provinciales y municipales.
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