sábado, 17 de septiembre de 2011

Un experto dice que "no es tan cierto que haya una crisis de agua"


ZARAGOZA.- El catedrático emérito de la Universidad Politécnica de Cataluña, Emilio Custodio, ha manifestado que "no es tan cierto que haya una crisis de agua" en España y ha apostado por una adecuada gestión del recurso combinando las diferentes alternativas de uso, si bien para esto ha reivindicado mayor concienciación social y mejor gobernanza.

   Emilio Custodio ha pronunciado en Zaragoza la conferencia inaugural del 'Congreso Ibérico sobre las aguas subterráneas: desafíos de la gestión para el siglo XXI', organizado por el Grupo Español de la Asociación Internacional de Hidrogeólogos, que ha reunido a 200 expertos en el Patio de la Infanta.
   Según este especialista, cofundador del curso más antiguo en aguas subterráneas de España, que ha cumplido 46 ediciones y que ha formando a numerosos hidrogeólogos de España y América Latina, "el agua es una y hay que tratarla como una", acudiendo a las diferentes alternativas, ya sea desalinización del agua marina, captación de aguas subterráneas, utilización de aguas superficiales o reutilización de este recurso.
   Ha agregado que se piensa más fácilmente en las aguas superficiales porque son las que "se ven" y porque ha sido más fácil el acceso a ellas, mientras que la "explotación intensiva" de las aguas subterráneas --en las que se ha centrado el congreso de Zaragoza-- "es muy reciente", de los años 50 del siglo pasado en España.
   Estas últimas, no obstante, pueden resultar muy útiles, pero para eso hay que conocer bien su comportamiento y su estado y esto requiere de "equipos más dotados", tanto en personal como en tecnología, en las confederaciones hidrográficas, en los organismos de estudio general --como el Instituto Geológico y Minero de España (IGME)--, en las Comunidades autónomas y en las universidades.
   Emilio Custodio ha asegurado que la dotación actual "no es suficiente" y ha lamentado particularmente que se hayan suprimido los fondos para "la observación del agua subterránea y superficial" en organismos españoles, algo "dramático" porque supone romper la serie anual de datos, que repercutirá en el futuro en la adecuada toma de decisiones.
   A este respecto, ha subrayado que según las características de los acuíferos, el agua entra y sale con una oscilación muy amplia, que va desde algunas veces al año o miles de veces al año y en esto influye si hay un año meteorológico seco o húmedo y de la estación.
  En zonas de clima seco como el Levante los acuíferos "están más desarrollados, el movimiento del agua subterránea es más rápida, pero la recarga es más pobre y la renovación anual es más irregular, con años de escasa recarga y otros donde se llenan más".
   Según ha relatado, la tercera parte de España contiene acuíferos razonables y otro tercio acuíferos "más pobres, pero esenciales", habiéndose contabilizado unas 60 grandes unidades, aunque es una cifra variable y no una cuestión tan importante como sí lo es la "renovabilidad" del agua, es decir, la velocidad a la que entra y sale el agua del acuífero y la facilidad para extraerla.
   "La gente no se ha dado cuenta de que estos datos hacen falta" para poder tomar decisiones sobre el consumo de agua y su calidad, especialmente en las zonas donde hay regadíos más intensivos, abastecimientos a las poblaciones importantes y zonas más áridas, ha apostillado el especialista.
   Emilio Custodio ha sostenido, respecto a la calidad de las aguas subterráneas en España, que "no es brillante, pero no estamos como en otros países europeos, cuya situación general es preocupante" por el elevado nivel de nitratos en parte de las aguas subterráneas.
   Concretamente, ha detallado que poseen una "calidad bastante buena, lo que no quiere decir que sea agua potable, sino que su condición natural está bien conservada", si bien hay "puntos negros" por una elevada presencia de nitratos, especialmente por usos agrícolas.
   El especialista ha recordado que entre el 75 y el 80 por ciento del agua, tanto subterránea como superficial, es utilizada por la agricultura, y el resto por la industria y los abastecimientos.
   En este sentido, se ha referido a los usuarios, "que deben jugar un papel muy importante" y quienes tienen obligación de conservar el buen estado del agua. A este respecto, ha mencionado el buen resultado de las comunidades de usuarios en algunas zonas, aunque "no están generalizadas" y "hace falta tiempo para que esto ocurra y los usuarios comprendan" que así "vamos a ganar todos".
   Según ha expuesto, la legislación ya fija cómo debe ser el uso de las aguas subterráneas, pero se ha preguntado "quién controla lo que ocurre en un campo", en una propiedad privada, y ha estimado que la mejor manera de controlarlo es a través de los propios usuarios.
   Custodio ha puesto de ejemplo la Comunidad de Usuarios de Aguas del Valle Bajo y el Delta del Llobregat, en Cataluña, que tiene más de 30 años de existencia y donde desde su creación "no se ha creado un sólo pozo ilegal".
   El experto ha reseñado que las propias comunidades de usuarios pueden poner denuncias entre los consorciados, pero debe ser el organismo responsable del agua el que las sancione y sería bueno que el ayuntamiento fuera quien las cobre y por eso también ha estimado oportuno que se "impliquen" estas administraciones locales.
   Por otra parte, ha abogado por el papel de "coordinación" de la Administración General del Estado y también se ha referido a la Directiva Marco del Agua, que en lo que se refiere a la calidad del agua subterránea no se podrá cumplir en los "puntos negros" del país precisamente por la característica del agua subterránea, que se mueve "lentamente" y por eso se ha fijado la prórroga de 2027.
   No obstante, ha dudado de que en esa fecha se pueda lograr un buen estado ecológico del agua. Esto supone "negociar" y pedir modificaciones para encontrar la mejora solución y no generar "un daño desproporcionado" al intentar mejorar la calidad del agua, que puede llegar a ser "más costoso a la sociedad que el beneficio que se obtiene".
   Las aguas subterráneas ocupan una "enorme superficie y se mueven lentamente", frente a las aguas superficiales que discurren por "espacios pequeños" y fluyen "más rápidamente", ha explicado el especialista.
   La lluvia recarga esas aguas subterráneas, alojadas en poros y fisuras del subsuelo, como si de una gran esponja se trata, aguas que fluyen y salen en ríos, manantiales o se alojan en acuíferos en función de las características geológicas del terreno y de la permeabilidad.
   Entre los acuíferos más grandes de España, se encuentra el de La Mancha, que tiene una extensión aproximada a la décima parte del país, si bien se subdivide en diferentes acuíferos.

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