El comité director del PSOE-A, máximo órgano del partido entre congresos, ha bendecido como no podía ser menos la resolución a la crisis del Caso Velasco presentada por Pepe Griñán como Secretario General. Todos dijeron “amén” por aclamación. Formalmente han dicho que no solo se ha superado la crisis, la nueva número dos, Susana Díaz, ha llegado a declarar que han salido “reforzados” del inesperado follón que les ha armado Velasco con su dimisión “irrevocable”, de hoy para mañana, en la sala de maquinas. Han salido de la cumbre aparentemente unidos y dispuestos a comerse el mundo.
Hasta Griñán repartió besos y abrazos a gente que hace tan solo un mes se los negaba en público. Pero así es la parafernalia política que empieza a rodear el camino emprendido por el partido de los treinta y tantos años de gobierno en Andalucía. Todo ello sucede mientras la sombra de Manuel Chaves vuelve y se prolonga a lo largo y ancho de la gran agrupación del PSOE, como la definió el recién llegado Marcelino Iglesias, de quien dicen que alucinó en colores en su primera visita a Andalucía.
Coincidiendo que Velasco se ha ido de todo, hemos asistido inmediatamente después a lo más parecido a un reajuste interno del poder, un reequilibrio que demandaban los críticos con los manejos en el partido del griñanismo. Un mini reparto que, sin duda, han pactado Chaves y Griñán hace semanas, tras aquellos largos desencuentros y disgustos tras el Congreso y la formación del último gobierno de la Junta, el primero de verdad de Pepe Griñán.
En este contexto político se incluye la reaparición de Luis García Garrido como Delegado del Gobierno, sustituyendo a un sorprendido Juan José López Garzón que, con gran dignidad y naturalidad, volvió a la Universidad en silencio, como un caballero que es.
Pero como en todo, también en el PSOE-A, la procesión va por dentro y este inesperado desajuste en el aparato socialista no solo ha sorprendido a miles de militantes andaluces del partido. Sorpréndanse conmigo el lector al descubrir y constatar que también ha pillado con el paso cambiado a los populares. No se esperaban un efecto tan fulminante de sus primeras denuncias políticas, tras la prensa.
Fuentes del PP cercanas al escenario vital de Velasco, me contaban hace unos días que nadie en el partido en Córdoba había olido el asunto de las subvenciones oficiales a la academia de su mujer. Ni un papel sobre el asunto ha sido visto en manos de la gente del PP cordobés. Por otra parte la fulminante caída del número dos del PSOE-A a cuenta de un caso que parece que no es el único entre la clase política andaluza, ha llevado cierta desazón a determinados cuadros de la oposición. Especialmente a aquellos beneficiados directa o indirectamente por las subvenciones publicas de todo tipo en la comunidad, cuya lista parece que Susana Diaz es partidaria de dar a conocer. Vuelve la Susana de siempre, la bautizada por Pepe Caballo como killer politica de la agrupación sevillana, donde echó los dientes y colmillos en política la Sra Diaz.
Pero si el PP no ha estado moviendo esta vez los hilos del escándalo, nada más y nada menos que contra el primer cinturón de seguridad del Presidente de la Junta y líder del PSOE-A, contra la mano derecha de Griñán en el partido, ¿quién ha sido? ¿Quién a quién dio las pistas que llegaron a los periodistas de El Mundo? ¿Casualidad, causalidad?
Desde luego quien conozca fehacientemente la mano que ha puesto sobre la pista el affaire, tiene las claves de un puzzle que quizás Griñán haya empezado a armar a estas alturas de la película y a cámara lenta. Quizás incluso haya llegado a pensar en los tristes momentos vividos últimamente, en silencio, que esto, la herencia de Manolo, estaba mucho peor de lo que imaginaba, porque no hay notario que de fe de lo que hay detrás de cada caparazón.
Han sido varios los socialistas con los que he podido hablar del asunto en estos días. A casi ninguno le encaja lo que ha pasado, dicen que no tiene ni lógica política, ni orgánica en la historia del partido. Y es muy curioso, los socialistas preguntados coincidían en el mismo diagnóstico de urgencia que hacían los del PP: “esto se ha movido desde dentro del mismo PSOE, suena a un ajuste de cuentas, un serio aviso a Griñán para que no juegue con las cosas de comer.” Afirma un veterano militante del PSOE que sentencia, “a mi no me cabe la menor duda que lo han movido desde dentro”.
-Pero, ¿por qué Velasco?
Parece que por varias razones, explican uno y otros. La primera porque Velasco de ser el ayudante apadrinado y promocionado por Luis Pizarro en el aparato regional, se pasa con armas y bagajes al griñanismo como activista destacado y esas mudanzas conllevan el que se pisen más callos de la cuenta y, sin darse cuenta, también algunos espolones puntiagudos. Segundo porque se convirtió, tras el Congreso regional, en firme brazo ejecutor de Griñán frente a las hostiles agrupaciones de Cádiz y Almería, con González Cabañas y Diego Asensio, como coroneles en la reserva y con los galones descosidos.
Y en Almería osó Velasco, además, meter las narices en asuntos de familia, investigando el papel jugado por Martín Soler y su entorno político más cercano en el escándalo de la finca de un millón de metros cuadrados, desaparecida de la titularidad pública del municipio de Cuevas del Almanzora, donde hoy se ubica una magnifica urbanización con campos de golf de capital británico. Tema, por cierto, que promete novedades a corto plazo.
Crece pues internamente en el PSOE la idea que detrás de todo, al final del corredor más oscuro, se esconde una maniobra cuyos principales beneficiarios políticos son quienes antes de mandar Griñán, controlaban manu militari el partido en Andalucía. De tal forma que Griñán, obligado por las circustancias, ha optado por unir e integrar más que separar, ceder en definitiva, creyendo que le quitará argumentos a sus adversarios internos que le esperan, atrincherados y municionados, “el día después” de las municipales.
Así, el nuevo delegado del Gobierno al que Griñán tuvo cuatro o cinco horas nombrado consejero de Obras Públicas, hasta que Rosa Aguilar se cruzó de por medio , tras la ida Teresa Fernandez de la Vega que se lo llevó a Madrid de Jefe de Gabinete, ha vuelto como delegado político de Manuel Chaves, al que controlará en su día a día desde Madrid Gaspar Zarrias, el perejil inevitable en cualquier guiso de gran calado en el PSOE de las últimas décadas. El fue, con el cambio de Jaén, quien a principio de los noventa puso en manos de Manuel Chaves el partido renovado en Andalucía.
Luis García Garrido, además de controlar el aparato del Estado, que no es poco aunque lo parezca, ha conseguido un sillón en la dirección regional controlando la Política Institucional del partido, alcaldes y presidentes de Diputación, diputados etc. Una nominación especialmente aplaudida desde la rebelde agrupación de Cádiz. No es para menos, otro de sus más destacados dirigentes provinciales, Juan Cornejo, ha sido nombrado para ocupar la Secretaria de Agricultura. Rosario Torres, presidenta del partido, deja de ser una figura decorativa y deberá entrar semanalmente en el cuerpo a cuerpo con el PP, como portavoz de la dirección regional socialista, papel que desempeñaba Rafael Velasco.
Y para que todos puedan fiarse de todos, han colocado peones en un Comité de Estrategia electoral donde están representados todos, hasta Zapatero a través del Torres Mora. Un vistazo desapasionado a la lista de integrantes revela que el griñanismo está rodeado por todas partes, menos por Avila, el hombre que ha logrado imponer en el reajuste.
Junto a estas impresiones, más generalizadas de lo que imaginaba entre muchos socialistas, han empezado a circular un sin fin de historias, a cual peor, sobre actividades que supuestamente atribuyen al ex vicesecretario general y ex diputado. Incluso se remontan a su aparición en una de las grabaciones del Caso Astapa, para sugerir que Velasco se ha metido en más charcos de los que debiera; él, que parecía un adalid de la ética y la limpieza interna en la nueva era, comentan con cierta mala leche.
Al presidente Griñán, visto el calendario y el deterioro social que empieza a tornarse agresivo en las calles y sedes del gobierno, no le queda más remedio que apretar los dientes y seguir hasta mayo a un ritmo que le obligará a redoblar los esfuerzos, ocupándose más del partido, amén de la presidencia de la Junta.
A todo esto, en la prensa de Almería, una curiosa noticia que no me resisto a reseñar. Zapatero ha puesto en venta el chalé que su mujer Sonsoles Espinosa compró en 2007 en la playa de Vera, en Almería. Creo que ese de 2007 fue el único verano en el que Zapatero se dejó ver en su nuevo dominio ganancial almeriense en pantalón corto, como Fraga en Palomares. Ya nunca volvió a disfrutar el Presidente del verano de la bella costa de Almería. Y ahora venden el chalé. Vaya por dios. Seguro que Rubalcaba tiene la culpa también en esto.
(*) Periodista
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