Una semana después de que se conociesen las declaraciones del ex delegado de Obras Publicas de Almería, Luis Caparrós, en las que dejó en evidencia muchas de las actuaciones políticas de los dirigentes socialistas en la provincia, el PP ha seguido guardando silencio político e informativo. Un extraño e incompresible silencio tras conocerse, por ejemplo, la existencia de una “mesa camilla” desde donde se decidían nombramientos en clave clientelar en la provincia de Almería.
También se han sabido de presiones políticas sobre el urbanismo en la provincia e incluso que el actual consejero de Empleo no tiene la confianza de muchos socialistas almerienses, o sea sus propios compañeros. Unas manifestaciones de Caparrós que han removido a las direcciones provincial y regional del PSOE y que han supuesto uno de los pocos gestos públicos socialistas dando fe de la metástasis política en la que esta sumida la organización del PSOE almeriense.
Declaraciones, por cierto, que Griñán confesó públicamente no haber leído, con lo cual no se vio en la obligación de criticar o desautorizar al ex delegado.
El silencio del PP de Almería empieza a ser clamoroso y para muchos sospechoso de amparar en este caso al clan martinista del PSOE.
Pero no se trata de la primera oportunidad que pierde el PP de Almería de entrar “a saco” contra su gran adversario el PSOE, ante una crisis partidista que afecta, sin duda, a instituciones y ciudadanos.
En este último año, el PP de Almería, controlado por su presidente Gabriel Amat, no se ha distinguido especialmente por sacar provecho político a lo que subyace en el sumario de la Operación Poniente o a la crisis abierta en el PSOE, con la caída de Soler y los cambios en las delegaciones provinciales de la Junta.
En más de una ocasión en este tiempo ha sorprendido a los analistas políticos comprobar cómo Javier Arenas, Antonio Sanz, Rosario Soto, Paco Góngora o las diputadas Rosalía Espinosa o Mari Carmen Crespo en el Parlamento, enarbolaban la OP para pedir con dureza responsabilidades a quien ha sostenido políticamente al PAL desde el año 2005, mientras que en Almería, en el PP, se mantenía un largo, extraño y sospechoso silencio.
La personalidad de Gabriel Amat, hombre poco amigo de broncas y siempre partidario del dialogo, pacto o acuerdo, ha sido siempre el pretexto esgrimido por los cuadros populares almerienses para justificar esta incomprensible actuación política frente al adversario, máxime en un año pre electoral y a dos años de poder llegar Arenas a la Junta.
En el año 2007, en febrero, Gabriel Amat se desayunó oyendo en Onda Cero Almería, el día de los enamorados, una información que no conocía de antemano y que, junto a El Mundo de Almería, destapaban esa mañana lo que con el paso de los años acabaría llamándose Operación Poniente.
Sin embargo, Enciso y el PAL, siempre creyeron - y aún lo creen a día de hoy-, que tras aquellas denuncias estuvo meciendo la cuna la mano del alcalde de Roquetas y del PP.
Pero lo que no se sabia entonces es que, al tiempo que por vez primera se ponía contra las cuerdas de la corrupción a quiénes tanto daño hicieron al PP quitándoles la Diputación, otro escándalo de mucho calado estallaba en silencio, al pie de las montañas alpujarreñas, afectando de lleno a a los socios del PAL, al PSOE y especialmente al martinismo, la estructura de poder de liderazgo personal del ex consejero Martín Soler mantenida durante una larga década.
Aquel asunto, escasamente conocido, saltó a la opinión pública almeriense perdido en dos programas de una televisión local denominada Onda Mar. Era el propio director de la emisora quien conducía el debate y donde se expusieron con todo lujo de detalles a los presuntos corruptores y a los presuntos corrompidos, en este caso socialistas.
El anunciado tercer programa, donde iban a aparecer varios concejales socialistas sumándose a la denuncia del ex alcalde, no salió vio la luz. Según ha confesado recientemente el ex alcalde denunciante, Joaquin Navarro García, actualmente trabajador en una gasolinera, “fue el propio Gabriel Amat quien ordenó paralizar su realización en tanto que propietario de la emisora”.
Los propagadores del escándalo de Terque, que así se llama el pueblo donde se denunciaba corrupción socialista, ya habían buscado previamente otros medios para denunciar otra operación previa de venta de otros terrenos públicos rústicos como urbanizables, recalando la información en la redacción de El Mundo. Unos de sus redactores le vio punta a la noticia y publicó una primera entrega en la que se contaba que el ayuntamiento socialista de Terque iba a permitir construir en una finca rústica, lejos del pueblo, a los pies de Sierra Nevada dentro de su Parque Natural.
Los lectores de El Mundo no leyeron la segunda entrega. “Fue el propio Gabriel Amat el que me llamó a mí, a Luis Montoya, -puedes decirlo así de claro-, pidiéndome que no siguiéramos publicando ese escándalo porque afectaba a una empresa en la que tenia intereses su familia”. Así lo confirma quien era uno de los editores de El Mundo de Almería en aquellos momentos, cuando aún la franquicia de Unedisa se llevaba bien con Amat y el PP y no se había echado a los brazos constrictores de Martín Soler.
No debe, por tanto, sorprender tanto silencio de un tiempo a esta parte en el PP de Almería donde muchos cuadros, en privado, comentan la incomprensible actuación del partido en la provincia en materia de denuncia de corruptores y corruptos. Una estrategia, desde luego, completamente opuesta a la marcada y mantenida por Javier Arenas y la dirección regional del partido en el Parlamento.
Aunque si uno se va al registro Mercantil y empieza a sacar informes de nombres y sociedades, comenzará a comprender mucho mejor la delicadeza en la propia plaza que unos y otros aplican ante determinados asuntos, llamémosles sensibles. Un rápido vistazo descubrirá cómo una serie de personajes de la economía almeriense se entrecruzan sistemáticamente de tal manera que, buscando buscando, llegamos la conclusión de que la política va por un canal y el mundo de los negocios por otro muy distinto, aunque siempre en paralelo
. Y si buscan más a fondo, quizás hasta se entiendan algunas declaraciones recientes del socialista Nono Amate y que tantos bytes han hecho correr y que, entre otras cosas, sirvieron para apartar de la carrera socialista a la alcaldía de Almería al empresario Antonio Cantón Góngora.
Por otra parte he podido hablar esta mañana con Gabriel Amat sobre el asunto, al que anoche fue imposible localizar, para preguntarle directamente por lo anterior. El alcalde de Roquetas desmiente rotundamente que él hubiese presionado a ningún medio, ni siquiera su televisión Onda Mar, no recordando el motivo por el que se suspendió el tercer programa previsto, "quizás no habria documentación que avalasen las denuncias" aventuró.
Por otra parte, Amat considera que todo lo dicho por Luis Caparrós "lo viene denunciando el PP desde hace años" y que , por tanto, ahora no procedía decir nada más. Dicho partido, segun su presidente en Almería, trabaja en otras lineas de investigación sobre la gestión del PSOE en estos años en Almería y que se conocerán oportunamente, según vaticina Amat.
(*) Periodista y director regional de 'Onda Cero' en Andalucía
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