SEVILLA.- La Consejería de Cultura ha iniciado el procedimiento para la inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Sitio Histórico, del Cortijo del Fraile en Níjar (Almería). Este inmueble, que data del siglo XVIII, está estrechamente asociado a la obra de 'Bodas de Sangre', del poeta y dramaturgo Federico García Lorca, que se inspiró en el crimen pasional ocurrido en la localidad para escribir una de sus obras teatrales más emblemáticas.
El Cortijo del Fraile destaca por sus valores etnológicos, históricos, literarios-artísticos, paisajísticos y sociales. Como ejemplo de la arquitectura tradicional de tipología levantina, con influencias de la arquitectura culta, y representativo de los grandes cortijos agroganaderos almerienses, este inmueble posee un gran interés etnológico.
Por su fisonomía arquitectónica y por la obra lorquiana a la que sirvió de inspiración, el cortijo continúa en la actualidad evocando la memoria de la cultura tradicional rural, en la que se concentraban los valores clasistas y de género, de prestigio y de honor, a través del matrimonio con iguales.
En relación a sus valores literarios, destaca especialmente la vinculación de este espacio con la obra teatral 'Bodas de Sangre', de Federico García Lorca, como punto de encuentro entre el escenario de unos hechos reales -crimen pasional de Níjar- y la recreación literaria que el poeta granadino hizo de este suceso, una conexión que está confirmada por el hermano del escritor.
No obstante, García Lorca creó para esta obra nuevos personajes y escenarios, a la vez que cambió el desarrollo de los trágicos sucesos.
Asimismo, el Cortijo del Fraile constituye un hito histórico y paisajístico al estar ubicado en el Parque Natural de Cabo de Gata, un paisaje árido rodeado de altiplanicies con escasa vegetación de matorral, al que este inmueble dota de cierta frescura con su arboleda, pozos y aljibe.
Como dato de interés histórico, el Cortijo del Fraile fue construido en el siglo XVIII por los frailes del Convento de Santo Domingo de Almería como centro de una importante explotación agrícola con olivos y vides.
Años más tarde, y coincidiendo con la Desamortización de Mendizábal (1836), la finca se dividió y pasó a manos de varios propietarios que, finalmente, la vendieron a una familia de la burguesía almeriense, que construyó una ermita y la utilizó como panteón familiar hasta la década de los ochenta del siglo XX.
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