MADRID.- Las mujeres suelen dejar más preguntas en blanco en los exámenes tipo test cuando no acertar supone una penalización,
según la literatura científica, lo que influye en sus calificaciones.
Esta situación, según los expertos, se explicaría por una mayor aversión
al riesgo, opina Diario Médico.
A
pesar de que la mayoría de las estudiantes de Medicina son mujeres, los
primeros puestos del examen MIR suelen estar ocupados por hombres.
Por ejemplo, en el MIR 2019, el 64,1 % de los aspirantes son mujeres,
pero en la práctica en los primeros 500 puestos, las féminas sólo
representaron el 44,6% de los adjudicatarios, según datos del Centro de
Estudios de CESM Granada.
Investigadores de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada
(Fedea) han querido comprobar si en el examen MIR esto se podría
explicar por el número de preguntas en blanco que dejan ellas.
La conclusión es que, si bien efectivamente hay diferencias que
perjudicarían a las mujeres (es decir, que dejan sin contestar más
preguntas), en la práctica no sería un factor relevante.
José Ignacio Conde Ruiz, profesor de Economía en la Universidad
Complutense de Madrid, explica que aprovecharon que los listados de
la nota del examen MIR 2019 eran públicos para comprobar esta tesis.
“Habitualmente se ha comprobado sobre todo en experimentos controlados y dentro del entorno académico”, explica.
Al principio, reconoce, “los datos en bruto parecían respaldar la teoría”: globalmente, las mujeres dejaron en blanco 10,25 preguntas, frente a las 9,62 de los hombres.
Al principio, reconoce, “los datos en bruto parecían respaldar la teoría”: globalmente, las mujeres dejaron en blanco 10,25 preguntas, frente a las 9,62 de los hombres.
De media, el baremo académico fue prácticamente el mismo (1,88 puntos de
media en las mujeres, 1,89 en los hombres). En cuanto al examen en sí,
los hombres acertaban más que las mujeres, con 131,17 preguntas
correctas frente a las 129,97 de las mujeres; las mujeres fallaban en
84,79 preguntas frente a 84,21 de los hombres.
La brecha de género era mayor cuando se revisaron los resultados del 10% de los candidatos MIR con mejores calificaciones
globales: los hombres acertaban de media 152,77 cuestiones, frente a
los 149,22 aciertos de las mujeres. Los hombres fallaron en 65,83
preguntas y dejaron sin responder 6,4; las mujeres se equivocaron en
67.04 cuestiones y dejaron en blanco 8,74.
Sin embargo, a la hora de examinar los datos, los investigadores
realizaron la comparativa evitando los sesgos del baremo académico y de
la nacionalidad, pues los candidatos de universidades españolas tienden a
sacar mejor nota.
Así, entre un hombre y una mujer con la misma nota, en la práctica ellas dejarían 0,82 preguntas en blanco más que los varones,
una cifra que sigue siendo estadísticamente significativa, pero cuyos
efectos reales serían cuestionables, según los investigadores.
La diferencia se hace incluso más pequeña entre el 10% de aspirantes
con mejores notas, reduciéndose a 0,28 preguntas sin responder más que
los hombres.
“Si las academias MIR motivan a sus alumnos para se arriesguen a
contestar las preguntas, eso explicaría que la diferencia fuera más
pequeña que la detectada hasta la fecha”, dice Conde Ruiz.
La principal limitación del estudio es que los investigadores no
tienen como contrapartida un examen sin penalizaciones por errores en el
que se haya podido comprobar el comportamiento que habría tenido uno y
otro sexo.
Pero los investigadores indican que es posible que la diferencia no fuera en la práctica relevante.
Como cada acierto suma tres puntos y cada fallo resta uno, suponiendo
que las mujeres acertasen en la mitad de las preguntas que dejaron en
blanco, los autores señalan que “el impacto esperado del sesgo sería como máximo de 1,2 centésimas de punto“.
Si las preguntas en blanco no explican las diferentes, ¿qué otras
causas puede haber detrás de que las mujeres saquen peores puestos en el
examen MIR?
Conde Ruiz señala que puede haber varias explicaciones, aunque el
estudio no entra a valorar ninguna. Por ejemplo, hay investigaciones que
indican que las mujeres reaccionan peor ante la presión.
“Por eso algunos han sugerido que alargando el tiempo para hacer el
examen, los resultados entre hombres y mujeres se equiparan”.
Otra
posibilidad es que influya también la demanda de cada especialidad.
El estudio apunta que las primeras especialidades que se terminan
suelen tener más electores hombres, “así que es posible que, si los
varones están interesados en aquellas áreas que exigen mejores notas, se
vean obligados a arriesgar,
mientras que a ellas no les valga la pena tanto”, argumenta Conde Ruiz,
que reconoce que es una línea de investigación que quieren explorar.
No
obstante, recalca que el riesgo de contestar a las preguntas no siempre
es rentable y que, de hecho, eso provoca “que haya más hombres tanto en
los primeros puestos como en los últimos“.
Hay que puntualizar que el estudio se reduce a las notas del examen
MIR 2019 y se limita a los datos públicos de dicho listado, no entrando a
valorar, por ejemplo, el factor de la universidad de origen.
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