MADRID.- La crisis demográfica, que reduce la oferta laboral; la escasez de empleo cualificado, principalmente en actividades relacionadas con las nuevas tecnologías, o el descenso pronunciado
de los flujos migratorios,
después de haber alcanzado un récord en 2015, están provocando un
fenómeno cada vez más evidente. Y no es otro que el crecimiento
continuado del número de puestos de trabajo sin cubrir. En particular,
en algunos países europeos con tasas de paro cercanas al pleno empleo,
como Chequia o Alemania, recoge hoy El Confidencial.
Los datos los acaba publicar
Eurostat, la oficina de estadísticas de la UE, y ponen de relieve un
proceso cada vez más relevante: aumentan los empleos sin cubrir por la
existencia de determinadas restricciones en el mercado laboral.
Y no sólo las que están relacionadas con la cualificación, sino también
con las limitaciones migratorias que han aprobado en los últimos años
muchos gobiernos europeos, y que impiden casar oferta y demanda de
puestos de trabajo. En este caso, empleos de menor cualificación, y que,
en muchos casos, son los que se deja vacantes.
Esta realidad, sin embargo, no afecta a los países del sur de Europa: España, Grecia y Portugal,
donde el porcentaje de vacantes laboral es irrelevante, inferior al 1%.
Sin duda, porque también son los países (en los dos primeros casos) con
un nivel de desempleo más elevado. Grecia, un 18,5% y España, un 14,1%.
En el caso español, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha estimado este martes que en el cuarto trimestre de 2018 el número de vacantes se situó en 91.101 plazas sin cubrir.
De esta cifra, el 88,7% se encontraba en el sector servicios. La
mayoría de las unidades preguntadas por los encuestadores del INE
contestó que no tenían vacantes que cubrir ese trimestre “porque no
necesitan trabajadores adicionales”.
Las comunidades con mayor
número de vacantes en el cuarto trimestre fueron Madrid, Cataluña y
Andalucía. Juntas concentran más del 55% del total de vacantes. Por su
parte, La Rioja, Baleares y Cantabria son las comunidades con menos
vacantes.
En sentido contrario, el caso más significativo es el de Chequia,
donde seis de cada cien empleos están vacantes. Aunque si se analiza por
sectores, nada menos que el 8,5% de los puestos de trabajo de los servicios
(el país está volcado al turismo) están sin cubrir (en España el
porcentaje es de apenas el 0,6%). Por lo tanto, muy al contrario de lo
que sucede en los países del mediterráneo.
Hay
que tener cuenta que la tasa de paro en Chequia se sitúa en un 2,1%,
mientras que en Alemania es del 3,2%. Es decir, existe una relación directa entre
nivel de desempleo y número de puestos de trabajo disponibles. En
España, por el contrario, apenas el 0,6% de los puestos de trabajo en la
industria y la construcción se quedan sin cubrir. O el 0,6% en el caso del sector servicios.
El
aumento continuado del número de vacantes (ha pasado de representar el
1,3% del empleo total en 2013 al 2,6% a finales del año pasado),
coincide con las restricciones en la política migratoria de la mayoría de los países de la UE, que han incrementado tanto el control de sus fronteras como endurecido los trámites de asilo y refugio,
una de las vías de entrada de muchos inmigrantes a Europa, y que
históricamente ha permitido a muchos empresarios cubrir sus necesidades
laborales.
De hecho, esa fue una de las razones -al margen de las
puramente humanitarias- que explican la política de puertas abiertas que impulsó la canciller Merkel en Alemania en 2015, y que se cortó de forma abrupta por loa oposición de los países de paso.
Los últimos datos de Eurostat muestran, en concreto, que el año pasado 580.845 refugiados
pidieron asilo en la Unión Europea, una cifra inferior en un 11%
respecto de 2017, y, en todo caso, muy lejos de los 1,20 millones que lo
reclamaron en 2015, que marca, tras la crisis siria, un antes y un
después en las políticas migratorias de la UE.
Ese medio millón largo de
inmigrantes supone apenas el 0,1% de la población europea. A esa cifra,
sin embargo, hay que sumar la inmigración irregular, cuya dimensión es más difícil de estimar.
Lo
que refleja la tasa de vacantes de empleo es la demanda insatisfecha
de mano de obra, así como los posibles desajustes entre las habilidades
de los trabajadores, la disponibilidad de los parados y la
cualificación que buscan los empleadores. La información es valiosa
tanto para la Comisión Europea como para el BCE, que así pueden analizar
los desajustes que se producen en el mercado laboral entre oferta y
demanda de puestos de trabajo.
También para los gobiernos, toda vez que la escasez de mano de obra tiende a presionar al alza los salarios
de manera injustificada.
Ahora bien, en la mayoría de los países se
produce una paradoja. Al mismo tiempo que muchos empleos se quedan sin
cubrir por escasa cualificación, el fenómeno de la sobrecualificación
no hace más que crecer, lo que también puede explicar que un número
indeterminado de trabajadores se resistan a cubrir un empleo porque los
salarios o las condiciones de trabajo son muy inferiores a su formación académica.
Un estudio de
Adecco, la empresa de recursos humanos, ha estimado que entre las
principales razones que hay detrás de la escasez de mano de obra, en el
caso español, destacan la falta de experiencia de los candidatos (40%),
las expectativas salariales demasiado elevadas (33,1%) y la falta de
competencias técnicas (31,3%).
Igualmente,
las mayores dificultades para cubrir vacantes se experimentan en el
área comercial y de ventas (27,4%), en la de tecnológica e informática
(20,8%) y en la de ingeniería y producción (19,8%).
Por el contrario, sostienen sus especialistas, las áreas en las que
existe una menor dificultad para encontrar profesionales son las de
medios, editorial y artes gráficas (3,9%), legal (4,6%) y recursos
humanos (6,3%)
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