MADRID.- Almerienses, granadinos y malagueños tienen tanto de africanos como los gallegos o castellanos. A pesar de la larga presencia árabe y norteafricana en esta porción de España, un estudio genético muestra ahora que su huella genética en el sur apenas ha pervivido. Ni siquiera hay diferencias genéticas significativas con otros pueblos europeos, recoge hoy El País.
Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han analizado el
ADN del cromosoma Y, de transmisión patrilineal y presente solo en los
varones, de casi 150 andaluces de las provincias de Almería, Granada y
Málaga. Junto a porciones limítrofes, formaron el grueso del reino
nazarí de Granada, la última entidad política musulmana española hasta
la derrota de Boabdil en 1492. Sería de esperar que allí donde se
mantuvo la presencia árabe y norteafricana más tiempo, su huella
genética fuera mayor.
"Pero el legado genético norteafricano en esta zona es igual al de
otras regiones de España, incluso menor que en algunas, como en partes
aisladas de Galicia", explica la investigadora del Laboratorio de
Identificación Genética de la UGR y coautora del estudio María Saiz.
La
lógica de la historia induce a pensar que debería de haber un gradiente
norte-sur de la huella genética norteafricana en la geografía española
que fuera casi en paralelo al avance cristiano.
Sin embargo, este
trabajo muestra lo contrario, con un peso genético africano en el sur
que igual o es inferior al observado en el norte en otros estudios.
La investigación, publicada en Scientific Reports,
desvela que el haplogrupo (variaciones genéticas que permiten
determinar el posible origen geográfico) más común en la muestra también
está presente en hasta el 70% de los europeos, en particular en los del
sur y el este de Europa.
De hecho, la distancia genética con italianos,
croatas, serbios o griegos es mínima. El segundo haplogrupo más
frecuente es el E1b1b1, presente en el 11% de los analizados. Dentro de
él, el 4,79% portan un subhaplogrupo (E1b1b1b) que llevan más del 80% de
los marroquíes de origen bereber. Pero es un porcentaje que se había
encontrado ya en otras poblaciones de España.
"La presencia de haplogrupos típicamente africanos en la población de
Granada, Málaga y Almería no es significativa cuando se compara con las
frecuencias de estos en poblaciones europeas, tanto mediterráneas como
del norte de Europa", explica Saiz.
Los autores de la investigación intentaron relacionar genética con
antroponimia. Como el cromosoma Y, en España el apellido también se
transmite de padres a hijos. Así que buscaron una conexión entre los 108
apellidos de la muestra (alguno se repetía) y su haplogrupo. La mayoría
de ellos eran de origen castellano, pero no encontraron una vinculación
clara.
Por ejemplo, quienes compartían apellido y no tenían relación de
parentesco, mostraron una distancia genética similar entre ellos que la
que tenían con otros de los estudiados. De los seis apellidos de origen
árabe, solo uno identificaba a una persona con ancestros de la
península arábiga.
La porción musulmana de lo que sería España aguantó en el sur de la
península ibérica al menos 300 años al avance de los reinos cristianos.
Pero ese tiempo extra no ha dejado rastro extra.
Aunque los autores del
estudio son genetistas y no historiadores, creen que una posible
explicación a estos resultados podría estar en la expulsión de los
moriscos.
En el contexto de la intolerancia religiosa de la época, la rebelión de Las Alpujarras
(1568-1571), provocó la dispersión de los rebeldes granadinos por el
resto de Castilla. Además, preparó el terreno para que Felipe III
ordenara la expulsión de todos los moriscos a comienzos del siglo XVII.
Aunque la mayoría salieron de los reinos de Valencia y de Aragón,
aquella dispersión previa y la repoblación con gentes de otras partes
del reino, en palabras de Saiz, "borró aún más el legado genético
norteafricano en el sur".
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