Periodo | Constr. Edificios | Ing. Civil | Constr. Especializada | Total Construcción |
4T2019 | 503.700 | 109.400 | 670.800 | 1.283.900 |
3T2019 | 508.300 | 107.000 | 654.500 | 1.269.900 |
2T2019 | 508.300 | 107.700 | 660.400 | 1.276.400 |
1T2019 | 508.400 | 99.500 | 673.500 | 1.281.400 |
4T2018 | 513.700 | 100.200 | 666.1000 | 1.279.900 |
MADRID.- Vuelven los nubarrones al sector constructor residencial. Tras cuatro años de bonanza, entre 2014 y 2018, el año pasado empezaron a saltar las primeras señales de alarma, avisos que han puesto en guardia al sector y que han sido subrayados por el último dato oficial de altas a la seguridad social, según El Confidencial.
Según la encuesta de población activa (EPA), durante todo el pasado ejercicio 2019, trimestre a trimestre, fue reduciéndose la cifra de ocupados
en construcción de edificios, pasando así de los 513.700 trabajadores
registrados en el último trimestre de 2018, a los 503.700 de un año
después, es decir, 10.000 empleos menos.
Detrás de esta caída está el paulatino, y cada vez más preocupante, número de empresas que se están declarando en concurso, muchas de ellas medianas y, por tanto, con un importante peso tanto para el funcionamiento normal de la industria como para el mantenimiento del empleo.
"En
la actualidad, estamos viendo cómo se están presentando concursos de
acreedores de constructoras de cierto tamaño. La verdad es que es una situación que preocupa
y esperemos que no vaya a más. Para ello, hay que conseguir solucionar
el problema de la escasez de mano de obra y reducir los plazos de las
licencias, entre otras cuestiones, puesto que generan tensiones de
precio y parones de actividad", señala Daniel Cuervo, secretario general de APCE (Asociación de Promotores Constructores de España).
La caída en desgracia de Tilmon,
que hace dos semanas solicitó el preconcurso para ganar tiempo ante su
imposibilidad de pagar a los proveedores, ha terminado por dar la voz de
alarma. Pero su caso, lejos de ser una excepción, marca una peligrosa tendencia cuyo punto de inflexión se podría poner en el verano de 2019, momento a partir del cual se han multiplicado las insolvencias.
Oploder, Isolux, Teginser, Sodelor, Balzola o Grucal son solo algunos de los ejemplos más recientes, mientras que otras empresas, como Aldesa o Puentes y Calzadas,
han visto como su banca acreedora ha conseguido 'in extremis' salvarlas
de la quiebra (y evitar reconocerse un agujero en sus balances)
vendiéndolas a precio de saldo a empresas chinas.
"El porcentaje mayor de las obras de edificación en este país no está en manos de las grandes constructoras, como Ferrovial o Dragados, sino de las medianas, por eso, todos los concursos que estamos viendo nos preocupan, y mucho", explica Manuel Lyon, secretario general de Amaexco, una de las primeras voces que ha salido a advertir sobre las amenazas que se ciernen sobre el sector.
El eslabón más débil
Como
patronal de las empresas de excavaciones y transporte de materiales de
construcción de la Comunidad de Madrid, esta asociación aglutina
intereses del eslabón más débil de la cadena, las subcontratas,
empresas de pequeño tamaño y sin pulmón financiero que, cuando llegan
las vacas flacas, son las que tienen menos recursos para sobrevivir.
"Si
preocupa la destrucción del empleo, el problema real son las
subcontratas, que crea luego más parados que la propia constructora,
porque son ellas las que realmente hacen la obra y, además, las que arrastran el problema de no cobrar", añade Ayllón.
Guillermo Prada, socio del despacho PradaGayoso,
avala con datos la situación de mayor debilidad de este tipo de
compañías al recordar que "el 70% de los concursos son de empresas con
menos de 10 empleados". Este experto insiste en la importancia de
entender que la declaración de concurso no es el final, pero reconoce
que están empezando a notar un aumento de los mismos.
Detrás de esta situación está el cambio de tendencia
en el sector residencial, que tras la fuerte última crisis, cuando el
sector quedó enterrado en cenizas, en 2014 arrancó una rápida
recuperación, sin apenas industria de base y que fue más rápido de lo
esperado ("nos hemos comido un año", reconoce en privado algún
promotor).
La edificación en este país no está en manos de
grandes constructoras, sino de medianas, por eso los concursos que
estamos viendo preocupan tanto
Esto provocó que hubiera más demanda de trabajos de edificación que profesionales en el mercado,
lo que llevó a las subcontratas a pedir a las constructoras incrementos
de precios para priorizar una obra sobre otra, aumentos que la
constructora trasladaba a su vez al promotor.
Mientras que los
precios de la vivienda fueron creciendo, la situación se mantuvo, pero
ahora que parece haber tocado techo, y los promotores no aceptan igual
los incrementos y las constructoras se han visto ahogadas, trabajando a
pérdidas.
A esto se suma, como
explica Prada, que al venir de una crisis
tan grave, cuando llegó la recuperación "muchas empresas empezaron a
aceptar trabajos a márgenes muy bajos, e incluso negativos, porque
pensaron que era mejor trabajar así que estar parado".
El
motivo es que la construcción residencial es un negocio de bajo margen
(en torno al 4%), donde lo que se busca es volumen, confiando en que
unas obras compensen las pérdidas de otras. El problema llega cuando
nunca no hay contratos capaces de compensar y se entra en la espiral
maldita de trabajar a pérdidas por aceptar las famosas bajas temerarias.
Es el principio del fin.
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