jueves, 5 de diciembre de 2019

Los alumnos pobres repiten cuatro veces más que los de familias con más recursos

MADRID.- Un colegio español al azar, misma aula y dos estudiantes. Uno, con un perfil socioeconómico alto y otro, bajo. El más desfavorecido tiene una probabilidad de repetir curso cuatro veces más alta, a juicio de El País

“La repetición de curso en España es socialmente injusta, a igual rendimiento escolar el sistema castiga más al alumno pobre porque no solo se mide su nota, sino otros elementos como su comportamiento o absentismo”, explica Álvaro Ferrer, coautor de un análisis que la ONG Save the Children ha realizado a partir de los resultados de PISA 2018 (la prueba de la OCDE que mide las competencias de los alumnos de 15 años en ciencias, matemáticas y comprensión lectora). 
En esta edición, España es el cuarto país de los 37 de la OCDE con la tasa más alta de alumnos repetidores, un 28,7% frente al 11,4% de media.
A partir del estudio de la ONG, se deduce que España es, además, el segundo país con la mayor brecha en la repetición entre alumnos con mayor y menor capital socioeconómico (solo precedida por Eslovaquia, donde los más desfavorecidos repiten 4,3 veces más). 
Para calcular la brecha, la ONG tiene en cuenta los resultados del 25% de los alumnos de familias más desfavorecidas y los compara con los del 25% con más recursos.
¿Por qué a igual rendimiento académico se penaliza más a los que menos recursos tienen? “Los profesores reservan puntos para el buen comportamiento y los estudiantes de clase media se adaptan mejor a la institución escolar, además, las familias con más recursos suelen estar más implicadas en la evolución de sus hijos y presionan más al docente para que no repita curso”, expone Ferrer sobre algunas investigaciones realizadas por la ONG. Otro factor determinante son las actividades extraescolares y la capacidad económica para afrontarlas. “PISA mide las competencias de los alumnos y por eso señala que el más pobre no tiene por qué sacar peores resultados, otra cosa es la vida real en las escuelas y lo que se valora”, añade.
Otros expertos apuntan a la herencia cultural del modelo francés de los países del sur de Europa, donde la repetición de curso forma parte de la cultura de evaluación. “Es el llamado ‘mal francés’, que es la tendencia a pensar que la repetición es positiva y puede mejorar los resultados”, explica Lucas Gortázar, coautor del análisis de la ONG e impulsor de REDE, una red de reflexión sobre innovación educativa. 
La OCDE afirma en diferentes informes que repetir curso no equivale a mejorar el rendimiento académico. “El modelo alemán (19,6% de repetidores), aquejado de otros males como los itinerarios que separan a los niños en diferentes grupos a los 10 años en función de si irán o no la Universidad, o el británico (2,5%), no arrastran esa tradición de suspensos”, añade Gortázar.
Pese a las recomendaciones, España continúa a la cabeza en repeticiones solo precedida por Colombia (40,8%), Luxemburgo (32,2%) y Bélgica (30,8%). Francia, que compartía el liderazgo con España, ha conseguido reducir su tasa del 32% al 16,6% en nueve años. En el extremo opuesto están Islandia (0,9%) o Finlandia (3,3%).
“La repetición no ayuda nada, desmotivas al alumno y le separas de sus amigos”, opina Socorro Pérez, directora del instituto público Joaquín Rodrigo, de Madrid. En diferentes congresos sobre innovación a los que ha asistido, la repetición, asegura, nunca aparece como práctica habitual en los modelos de éxito.
 “Suele coincidir que los alumnos con menos recursos no están tan estimulados intelectualmente por su entorno. Cuando repiten en Secundaria nunca obtienen mejores resultados, acaban pasando al siguiente curso de forma automática por imperativo legal”, explica Pérez, que urge a los gobernantes a analizar por qué esos alumnos fracasan y a poner nuevas medidas en marcha.
En Estados Unidos (con un 9,1% de repetidores) cada vez está más extendida la llamada social promotion: cuando un alumno obtiene malos resultados, los profesores optan por que pase de curso, priorizan la ventaja social de no separarlo de sus compañeros sobre la académica. 
“No está demostrado que un estudiante que repite la adquisición de contenidos en años distintos los aprende mejor, su capacidad de resolver problemas va a ser la misma independientemente de que repita”, apunta Julio Carabaña, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense y autor del libro La inutilidad de PISA para las escuelas. “Igual hay que pensar más en la cohesión social del alumno que en la académica, pero hace falta más evidencia científica para desterrar la repetición”.

Asturias o Aragón, mayor desigualdad
 
Mientras en España los alumnos desfavorecidos repiten curso cuatro veces más, esa distancia se grava entre comunidades. En Asturias, Aragón o Comunidad Valenciana la brecha es todavía mayor; allí los estudiantes con menos recursos repiten hasta seis veces más. 
Sobre las políticas para revertir esa tendencia, Cataluña es una de las regiones en las que más ha descendido: del 21% al 16% desde 2015. A la cabeza, están Ceuta (49,1%), Melilla (45,6%), y Canarias (35,6%). 
“En las aulas de Canarias hemos visto que los alumnos nacidos en diciembre con menos recursos obtienen peores resultados que sus compañeros nacidos en el mismo mes con más dinero; hay que analizar cómo paliarlo”, señala José Saturnino Martínez, de la Universidad de La Laguna.

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