MADRID.- Un colegio español al azar, misma aula y dos estudiantes. Uno, con un
perfil socioeconómico alto y otro, bajo. El más desfavorecido tiene una
probabilidad de repetir curso cuatro veces más alta, a juicio de El País.
“La repetición de
curso en España es socialmente injusta, a igual rendimiento escolar el
sistema castiga más al alumno pobre porque no solo se mide su nota, sino
otros elementos como su comportamiento o absentismo”, explica Álvaro
Ferrer, coautor de un análisis que la ONG Save the Children ha realizado a partir de los resultados de PISA 2018
(la prueba de la OCDE que mide las competencias de los alumnos de 15
años en ciencias, matemáticas y comprensión lectora).
En esta edición,
España es el cuarto país de los 37 de la OCDE con la tasa más alta de
alumnos repetidores, un 28,7% frente al 11,4% de media.
A partir del estudio de la ONG, se deduce que España es, además, el
segundo país con la mayor brecha en la repetición entre alumnos con
mayor y menor capital socioeconómico (solo precedida por Eslovaquia,
donde los más desfavorecidos repiten 4,3 veces más).
Para calcular la
brecha, la ONG tiene en cuenta los resultados del 25% de los alumnos de
familias más desfavorecidas y los compara con los del 25% con más
recursos.
¿Por qué a igual rendimiento académico se penaliza más a los que
menos recursos tienen? “Los profesores reservan puntos para el buen
comportamiento y los estudiantes de clase media se adaptan mejor a la
institución escolar, además, las familias con más recursos suelen estar
más implicadas en la evolución de sus hijos y presionan más al docente
para que no repita curso”, expone Ferrer sobre algunas investigaciones
realizadas por la ONG. Otro factor determinante son las actividades
extraescolares y la capacidad económica para afrontarlas. “PISA mide las
competencias de los alumnos y por eso señala que el más pobre no tiene
por qué sacar peores resultados, otra cosa es la vida real en las
escuelas y lo que se valora”, añade.
Otros expertos apuntan a la herencia cultural del modelo francés de los
países del sur de Europa, donde la repetición de curso forma parte de la
cultura de evaluación. “Es el llamado ‘mal francés’, que es la
tendencia a pensar que la repetición es positiva y puede mejorar los
resultados”, explica Lucas Gortázar, coautor del análisis de la ONG e
impulsor de REDE, una red de reflexión sobre innovación educativa.
La
OCDE afirma en diferentes informes que repetir curso no equivale a
mejorar el rendimiento académico. “El modelo alemán (19,6% de
repetidores), aquejado de otros males como los itinerarios que separan a
los niños en diferentes grupos a los 10 años en función de si irán o no
la Universidad, o el británico (2,5%), no arrastran esa tradición de
suspensos”, añade Gortázar.
Pese a las recomendaciones, España continúa a la cabeza en repeticiones
solo precedida por Colombia (40,8%), Luxemburgo (32,2%) y Bélgica
(30,8%). Francia, que compartía el liderazgo con España, ha conseguido
reducir su tasa del 32% al 16,6% en nueve años. En el extremo opuesto
están Islandia (0,9%) o Finlandia (3,3%).
“La repetición no ayuda nada, desmotivas al alumno y le separas de
sus amigos”, opina Socorro Pérez, directora del instituto público
Joaquín Rodrigo, de Madrid. En diferentes congresos sobre innovación a
los que ha asistido, la repetición, asegura, nunca aparece como práctica
habitual en los modelos de éxito.
“Suele coincidir que los alumnos con
menos recursos no están tan estimulados intelectualmente por su entorno.
Cuando repiten en Secundaria nunca obtienen mejores resultados, acaban
pasando al siguiente curso de forma automática por imperativo legal”,
explica Pérez, que urge a los gobernantes a analizar por qué esos
alumnos fracasan y a poner nuevas medidas en marcha.
En Estados Unidos (con un 9,1% de repetidores) cada vez está más extendida la llamada social promotion:
cuando un alumno obtiene malos resultados, los profesores optan por que
pase de curso, priorizan la ventaja social de no separarlo de sus
compañeros sobre la académica.
“No está demostrado que un estudiante que
repite la adquisición de contenidos en años distintos los aprende
mejor, su capacidad de resolver problemas va a ser la misma
independientemente de que repita”, apunta Julio Carabaña, catedrático de
Sociología de la Universidad Complutense y autor del libro La inutilidad de PISA para las escuelas.
“Igual hay que pensar más en la cohesión social del alumno que en la
académica, pero hace falta más evidencia científica para desterrar la
repetición”.
Asturias o Aragón, mayor desigualdad
Mientras en España los alumnos desfavorecidos repiten curso cuatro
veces más, esa distancia se grava entre comunidades. En Asturias, Aragón
o Comunidad Valenciana la brecha es todavía mayor; allí los estudiantes
con menos recursos repiten hasta seis veces más.
Sobre las políticas
para revertir esa tendencia, Cataluña es una de las regiones en las que
más ha descendido: del 21% al 16% desde 2015. A la cabeza, están Ceuta
(49,1%), Melilla (45,6%), y Canarias (35,6%).
“En las aulas de Canarias
hemos visto que los alumnos nacidos en diciembre con menos recursos
obtienen peores resultados que sus compañeros nacidos en el mismo mes
con más dinero; hay que analizar cómo paliarlo”, señala José Saturnino
Martínez, de la Universidad de La Laguna.
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